El regalo

Entre la tierra y el cielo
Hay una línea tan fina
Que más que ver se adivina
Si la miro desde lejos.

Invisible se me antoja
En una gran nebulosa
Veo una silueta hermosa
Reflejada en un espejo.

Una melodía de dioses
Se escucha desde lo lejos
Y amparada en el espejo
Se me olvidan los reproches.

Reprocho a la vida el duelo
Que por tu amor me retó
Y a la noche los momentos
Que tu imagen me borró.

Pero un amor que es tan puro
De entregas que son vehementes
Que nos importa la gente
Y que nos importa el mundo.

Si tu corazón y el mío
Se funden en un abrazo
Del suelo suben los rayos
Que reflejan en el cielo.

Por eso amor yo te pido
Que yazcamos todo el tiempo
Disfrutando del momento
Que nos regaló Cupido.

Ana Olmo