Rumores de holganzas, puntillas doradas
Guadaña de acero, que blande la parca
Despacio camina, sin decir palabras.
Enardecidas ascuas sus ojos semejan
Van sembrando el pánico, en la árida tierra
Brotan flores negras, con tallos de sangre
A golpes de azada, en tierra de nadie.
Se apagan las luces, la mente se nubla
En el campanario, las campanas mudas
Rompen el silencio, de la tarde oscura
Ya se hizo de noche, se ven las estrellas
Sobre un cuerpo enfermo, la parca planea.
La muerte se lanza, sobre el a cuchillo
Sin dar tiempo al tiempo, ni tregua al mendigo
Pasa por mi lado, fría y complacida
En sus manos lleva, un cuerpo sin vida.
Una estela negra, deja en el camino
La vida, la muerte, el hombre y su sino.
Ana Olmo
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