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sábado, 29 de enero de 2011

LA ESCUELA TRISTE


LA ESCUELA TRISTE

En una aldea muy lejana allá donde se detuvo el tiempo había una- pequeña escuela hecha de bambú y adobe.
Esta escuela era muy peculiar, No tenía sillas, Ni pupitres, Ni encerado-
Para poder escribir.
¡Pero lo más triste, Lo más triste!... ¡¡¡No tenía alumnos!!!
Pasaban los días, y las semanas, y los meses y la escuela se hacia vieja-
Y se lamentaba pues los niños no aparecían.
Pasó el tiempo y la escuela se deterioraba tanto, que hasta las abejas- hicieron sus panales en sus ventanas de cristales rotos.
Un día las abejitas sintieron unos suspiros y…. tsssssiii.
¡Callad todas!... ¿No habéis oído unos lamentos? –preguntó la reina.
No… no hemos oídos nada.
¡Escuchad!...
¡¡¡¡Hay de mí!!!! Que hago en esta vida si ningún niño quiere venir- ¡¡¡¡hay de mí!!!!

Las abejas estudiaron el caso y hablaron del problema.
Escuchadme chicas, tenemos que hacer algo por que si la escuela se- hunde nos quedamos sin hogar, y los inviernos son muy duros.
-Y que podemos hacer… -dijo una obrera.
Pensemos… mmmm!!! Ya lo tengo, -dijo la reina.
Mirad, vamos ha hacer una pelota muy grande de cera y hojas secas.
Para qué… dijo -el zángano, bueno pues cuando la tengamos hecha-
La iremos rodando por toda la aldea, y cuando los niños la vean la-
Traemos rodando hasta la escuela, la metemos dentro y así los niños-
Entrarán en ella.
¡Que buena idea! -dijo el Zángano, ¡vamos a fabricar cera!
Hicieron una pelota grande y preciosa de color dorado como el sol.
Y la llevaron a la aldea.
Las abejas la ataron con hilos tan finos que no se veían, y así podían volar- alto sin que los niños las vieran.

Los niños al ver una pelota tan bonita corrieron tras ella queriéndola coger
Para jugar, pero las abejas la iban llevando a través de la aldea hasta el colegio.
Y los niños corrían y corrían detrás de ella hasta que llegaron, y… oh!!!
-dijeron los niños. ¡Que es esto! Otro dijo… es una escuela y es muy bonita
Pero no tiene muebles, que pena… por que sin muebles no nos sirve.
-Las abejas que los oyen decidieron ayudar.

Cuando los niños se fueron llamaron a los pájaros carpinteros y hablaron- con ellos.
Los pájaros les dijeron… no os preocupéis nosotros lo arreglaremos.
Se reunieron todos los pájaros carpinteros, y estuvieron toda la noche-
Trabajando, y pidieron ayuda a todos los animalitos del bosque.
Unos pájaros cortaban los troncos, otros los picoteaban hasta que daban- forma a las sillas y los pupitres.
Las Ardillas con sus colas barrían el suelo, y las arañas tejieron unas cortinas muy bonitas con hilo de seda y hojas ocres y verdes.

Por la mañana los niños decidieron ir a jugar a la vieja escuela y…oh!!!
Que maravilla, era una escuela preciosa con todos los muebles y muy –limpia.
Todos los animales los vigilaban desde los árboles escondidos.
Y escucharon a los niños que decían… ¿Que hacemos ahora? no sabemos-
Que tenemos que hacer, no sabemos leer ni escribir.

Entonces los oyó el Búho real, -Que es el ave más inteligente de todos y –decidió ayudarlos.
¡Hola queridos niños! Como veo que os gusta el colegio y queréis aprender,
Os sugiero que traigáis a los mayores de la aldea, para que os ayuden.
-Los niños dijeron que el Búho tenía razón y se fueron a buscar a los- mayores.

Y así fue como los niños de esta aldea tan lejana fueron a la escuela.
Y la escuela fue feliz viendo a todos los niños como estudiaban y jugaban-
Con todos los animalitos del bosque…. Y colorado colorín, el cuento llegó a- su fin.
Ana olmo

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