Penétrame tan dentro
Que mi cuerpo pueda sentir
Las espinas de tu rosa
Hurga en mis bolsillos hasta que encuentres
La débil cerradura de mi fosa.
No dejes que mi amor oración sea
Por que puede ser mi voz
El bálsamo en tu herida
Perfume derramado sobre el lienzo
Que cobija tu cuerpo en las caricias.
En este tálamo sin voz
Que es nido fehaciente de deseos
De caricias que se pierden y se apagan
Cuando el aire gélido vuelve a la piedra inerte
Cuando de repente mi voz te llama.
Apagando el eco de unos besos
Que mueren lentamente en mi garganta
Y un alarido fiero surgió de repente
Por que el fuego de mis venas no se apaga.
Arráncame las venas de mi cuerpo
Y dame varias vuelta a la cintura
Que yo te sigo amando igual que siempre
Entregándome yo así… casta y pura.
Ana Olmo
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