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SI TE GUSTA LA POESIA ESTAS EN TU CASA

jueves, 28 de junio de 2012

Con miedo Con miedo transcurre el tiempo Por ateridos caminos olvidados Sus pies llagados se vuelven lamentos Del más fiel reflejo del desheredado. Deambula el mendigo, ¿en que pensará? Vaga pensativo cabizbajo y solitario Su perro, sus bolsas y un carro de hierro Que un dia cogió de un súper mercado. Lleva los bolsillos llenos de miseria Residuos… De un tiempo pasado Que se desvanece como la neblina En la mente ebria del desheredado. Murió la dulzura de sus ojos verdes Su blanca sonrisa ya solo es borrasca Sus bienes las bolsas, el carro y el perro Y cuatro cartones que sirven de cama. Es cuanto posee el desheredado En la noche fría como de carambano Se abraza a su perro buscando calor Y sueña que es jeque de un país lejano. Ana olmo 11/06/2011

jueves, 1 de marzo de 2012

Por las calles


Por las calles

Cada vez que nos cruzamos
Y nos lanzamos miradas
Saltan chispas de candelas
Candelas que nadie apaga.

Me miras con ojos triste
Pero levantas la cara
Como buscando en el viento
Los ecos de una plegaria.

Nos estamos destruyendo
Se nos sangran las entrañas
Dejando al tiempo que siembre
Lagrimas en nuestras almas.

¿Por qué? Si así nos amamos
Siempre andamos a la zaga
De disputas y diretes
Y desconfianzas vagas.

¿Por qué? No nos proponemos
Enterrar las hachas blancas
Bajo el almendro florido
Donde te entregué mi alma.

Donde sin pensar apenas
Fuiste clavando la daga
Dejando que mi gardenia
Por tu amor se desangrara.

Ana Olmo

No estas


No estas

Dejaste mi vida vacía de ilusiones
Dejaste mi boca fría sin tus besos
Dejaste mi cuerpo sin Las sensaciones
Que igual que una sombra quedó si reflejos.

Dejaste mi patio vacio de flores
Dejaste las rosas sin su aroma eterno
Dejaste claveles y blancos gladiolos
Que se marchitaron en su frío invierno.

Dejaste los cauces de ríos sin agua
Dejaste los páramos a merced del viento
Dejaste las cumbres sin su nieve blanca
Que lloraba lágrimas que nunca corrieron.

Dejaste los bosques de hojas soñolientas
Dejaste el camino que a mí te llevaba
Dejaste los pasos grabando el sendero
Que te llevó lejos cuando más te amaba.

Dejaste en mi pecho un rojo volcán
Dejaste la lava correr por mi cuerpo
Dejaste en mi cueva un fuego yacente
Que se reaviva cuando en ti yo pienso.

Ana Olmo

Detras de esta piel cansada


PIEL CANSADA

Detrás de esta piel cansada
Que se seca y se acartona
Quedaron presos los sueños
Zahiriendo mí persona.

Detrás de esta piel que llora
Habitan mis carnes trémulas
Temblando de olvido ciego
Cuando se murió la yerba.

Detrás de esta piel cetrina
Con reflejos de aceitunas
Playas de arenas muy finas
Amparadas por las dunas.

Detrás, siempre van quedando
Sueños de miles de noches
Entre sabanas de raso
Ya nadie me hará reproches.

Detrás de esta piel que habito
Como una ocupa sedienta
Bebiéndome las palabras
Que se escapan de la niebla.

Y si esta piel quedara
Huérfana de tus caricias
Como el corcho que se arranca
Del Alcornoque sin vida.

Y así poco a poco muere
La piel que cubre mi alma
El tiempo nada perdona
Ni el dolor ni las palabras.

Ana Olmo

Libélula Blanca


Libélula blanca

En las márgenes de un rio
Entre berros y berrazas
Sobrevolaba orgullosa
Una libélula blanca.

Se miraba embelesada
En el espejo del agua
Que corría y sonreía
A la libélula blanca.

Airosas siguen las aguas
El curso que las protege
Y en su empeño la libélula
En el río cayó inerte.

Lucho, y lucho con anhelo
De un salto cobró sus fuerzas
Resignada dio un suspiro
Iniciando su carrera.

Ana olmo

La maraton

LA MARATON

Hoy es noche de verano
Hace un calor sofocante
Hoy salió la maratón
Que recorrerá las calles.

Entre el gentío que se afana
Siempre por llegar primero
Corre un gran amigo mío
Gentil guapo y caballero.

Por las calles de Bahía blanca
Entre cruces de caminos
Miles y miles de seres
Van buscando su destino.

Se disputan la llegada
Exhaustos buscan la meta
Roban de la noche el aire
Para seguir la carrera.

Mi amigo se llama Ariel
Ojalá llegue el primero
Con su sudadera blanca
Y las bambas color negro.

De pijo se ha puesto el niño
Limpio y pulcro cual palmito
Con su mochilita negra
Se bebe el agua a sorbitos.

Ojalá quede en buen puesto
Pues quiero ver tras la luz
La sonrisa que ilumina
Los ojos de Ariel Mansur.

Ana Olmo

Ella camina


Ella camina

Camina mirando al suelo
Cabizbaja y pensativa
Ocultando va su rostro
Lleno de oscuras heridas.

Nadie sabe del dolor
A nadie cuentas sus penas
Nadie imagina el calvario
Que hay en sus pupilas negras.

Hasta el aire le hace daño
Al rozar su piel morena
Teme que llegue la noche
Sin saber que trae con ella.

Como una gallina clueca
Va amparando a sus polluelos
Y entre lágrimas y besos
Reza para que entre el sueño.

Tsiii!!! Silencio niños… silencio
Dejad que duerma papá
Hoy parece estar tranquilo
No se vaya a despertar.

Ana Olmo

Detras de la luz

Detrás de la luz

Te busque en la oscuridad
Detrás de mis pensamiento
Ocultando lo que siento
En la luz de mi verdad.

Te busqué aunque no quería
Sentir como atrás dejaba
La pasión que desbordaba
Mi adolescencia perdida.

Te busqué y perdí los años
Apenas sin darme cuenta
Mi sien se volvió de plata
En un lecho de aguas negra.

Te busque en los callejones
Donde el sol ya no refleja
Donde se quedo mi sombra
Oculta en los cortinones.

Te busque en la tenue luz
De una alcoba sin calor
Y en la búsqueda encontré
Solamente un gran dolor.

Ana Olmo

Detras de esta piel cansada

PIEL CANSADA

Detrás de esta piel cansada
Que se seca y se acartona
Quedaron presos los sueños
Zahiriendo mí persona.

Detrás de esta piel que llora
Habitan mis carnes trémulas
Temblando de olvido ciego
Cuando se murió la yerba.

Detrás de esta piel cetrina
Con reflejos de aceitunas
Playas de arenas muy finas
Amparadas por las dunas.

Detrás, siempre van quedando
Sueños de miles de noches
Entre sabanas de raso
Ya nadie me hará reproches.

Detrás de esta piel que habito
Como una ocupa sedienta
Bebiéndome las palabras
Que se escapan de la niebla.

Y si esta piel quedara
Huérfana de tus caricias
Como el corcho que se arranca
Del Alcornoque sin vida.

Y así poco a poco muere
La piel que cubre mi alma
El tiempo nada perdona
Ni el dolor ni las palabras.

Ana Olmo