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domingo, 29 de mayo de 2011

El atracon


No es que la noche anterior
Ayunásemos pensando.
En darnos un atracón
Que quedásemos temblando.

Josep el dueño de la finca
Nos invitó a comer un día.
Rollitos de primaveras
Y un arroz que el mismo hacia.

Más señores no me explico…
Como se pudo acabar.
Zampando como borricos
Tan esplendido yantar.

Pues no nos faltó de nada
Como habréis podido ver.
Pues ya no cabía en la mesa
Ni un palillito de pié.

La morcilla, los chorizos
La tortilla pá am tomaca.
La pizza y el gazpachito
Que hizo una sevillana.

¡Y de la bebida! ¡Digo!...
Menuda sangría hicieron.
Yo no sé quien fue el autor
Pero era un elixir del cielo.

La ensaladita de hierbas…
Cosecha del anfitrión.
Que fue al monte a recogerlas
Y se pegó un madrugón.

Pasamos un dia excelente
Pues el clima acompaño.
Desde el naciente, al poniente
Lorenzo nos calentó.

Y como me considero
Criatura agradecida.
Les preparé unos pestiños
Para endulzarles la vida.

Y que no se nos olvide
El granizado de limón.
Que Josep nos preparó
Para hacer la digestión.

¡Y ahora señores míos!
¡Tachinn! si quedaron con ganas.
Entre las tres les mostramos
El coc de la sevillana.

Ana Olmo

Juegos de niños


Ya viene el buen tiempo
Y se abren las ventanas
Ya se oyen los niños
Jugando en la plaza.

Ya se oyen las risas
Que da la inocencia
Juegan relajados
Pues la tarde es buena.

Juegan los chávale
Al Gua y la comba
Y enredan la cuerda
Sobre una peonza.

La tiran la cogen
Y la vuelven a tirar
Y entre sus deditos
La hacen bailar.

Que gozo sentimos
Al ver a los niños
Satisfechos y hartos
Rebosan cariño.

Ana Olmo

Incorporeo


Vi tu cuerpo suspendido
En una estela dorada
Extendiéndome los brazos
En una muda llamada.

Quise abrazarte y no pude
Te mande besos de llanto
Y un ritual de amor y pena
Compañero de quebrantos.

Vi tu cuerpo suspendido
Lo mismo que al partir
La sombra intacta
Se ilumino al trasluz
Cual sombra abstracta.

Ana Olmo

Famelico


FAMELICO

Famélico tengo el cuerpo
Con hambre de amor sincero
Hambre que nunca sacié
Hambre que saciar no puedo
Por no poderte tener.

Hambre tengo de tu cuerpo
Hambre de comerte a besos
De poder libar el néctar
Que fluye en todos los poros
De tu cuerpo de mujer.

El hambre que de ti siento
Es cobarde y traicionero
Debilita mi razón
Hundiendo todo mi cuerpo
En la desesperación.

Quiero sentir, quiero vivir
Y con mi lengua escribir
Sobre tu cuerpo yacente
Un corazón tan caliente
Que haga tu boca sin pudor gemir.

Ana Olmo

En pos de la muerte


Sueña la niña entre algodones blancos
Sueña con un cielo azul y estrellado
Juega al pilla, pilla con los angelitos
Y soñando grita a sus amiguitos.

Les dice que quiere llevarlos con ella
Navegar despacio junto a las estrellas
Que tiene un velero que le han regalado
Hecho de conchitas del mar decorado.

Sueña la niña entre algodones blancos
Y entre sueño ve a mamá sentada
Tejiendo una capa con mucho cariño
De pelo de armiño como nube blanca.

Siente como un eco que rompe su pecho
Y una nube negra enturbió su mente
Pues se ha dado cuenta que no está soñando
Que dejo este mundo en pos de la muerte.

Ana Olmo

El Álamo y el rio


En la orilla del río
Hay álamos blancos
Perlas de rocío
Orlan su aledaño.

Cuando el frío aprieta
Cuando el sol se duerme
Espadas de hielo
Atrezos de duendes.

Tremolan las hojas
Del álamo blanco
Mientras una Alondra
Le regala un canto.

Y mientras entretanto
La Alondra labora
Un nido de suaves flores
Y hiervas acogedora.

Temo al tiempo, dice el álamo
Dirigiéndose a la Alondra
Y tú debieras temer
Que yo perdiera mis hojas.

Cuando marche el triste otoño
Y comience el crudo invierno
Dime que harán tus retoños
En este álamo sin techo.

Desnudo ante el mundo
Bajo el triste cielo
El Álamo espera
Que pase el invierno.

Ana olmo

Colgado en la sombra


Dejé colgado en tus pestañas
Pensamientos reprimidos
Vi reflejado en tus ojos
Muchos sueños no cumplidos.

Me deslumbro la tristeza
Que emanaba tu mirada
Y en silencio me decía
Que seguía enamorada.

Oigo tu voz cando callas
Y al hablar desaparecen
Voces salen de las sombras
De los cuerpos que fenecen.

Me acongoja ver que sufres
Tus penas las hago mías
Y ese temblor en tus labios
Que delata tu agonía.

Si yo pudiera arrancar
De tu vida el sufrimiento
Te daría cuanto tengo
Y un corazón muy sincero.

Ana Olmo

Calles del tiempo


La inocencia voló con tus manos
Y un eco lejano rompió mi dolor
Que se fue por las calles del tiempo
Sembrando lamentos en mi corazón.

En mi mente callada y ausente
Surgió de repente primavera en flor
Y libé como abeja indolente
Esa miel caliente que me dio tu amor.

Cual veneno que emponzoña el aire
Como embrujo ciego mi cuerpo secó
Se perdió la alegría y donaire
Que desde la cuna Dios me regalo.

Ana Olmo

Boca con boca


Yaciendo en el triste tálamo
Penumbra gris de la alcoba
Abierta espera a su amante
Entre sabanas de blonda.

Con sinuosas miradas
Ella recibe a su amante
Dibujando corazones
En su espalda delirante.

Se funde boca con boca
Expulsando lava y fuego
Y en la penumbra de la alcoba
Se fundieron…
Como un solo cuerpo los amantes.

Una amalgama de sabanas había
Y un olor sexual llenó el ambiente
Para luego volverse indiferente
Enfriándose el ardor, calladamente
En la piel de los amantes a escondidas.

Ana Olmo

Armoniosa Oda


Que nunca peine nadie
El manto de tu pelo
Que a mi me corresponde
Mesar tu pelo negro.

Igual que olas de espuma
Se encrespa tu melena
Que cubre de azabache
Tu cuerpo de sirena.

Solo yo soy el dueño
De tus dos labios rojos
Del color esmeralda
Del lago de tus ojos.

De ese talle de junco
Cuando lo mece el viento
Armoniosa oda
De pasión en movimiento.

Torso que se desmaya
Al tacto de mis dedos
Desafiando el roce
Tan erguidos y tersos.

De amor se prendieron llamas
En negras rejas de celo
Tú eres la rosa encendida
Yo el rocío mañanero.

Rocío que se alimenta
De tus pétalos abiertos
De tu aroma y tu fragancia
Donde quedo prisionero.

Ana olmo

martes, 24 de mayo de 2011

Tramontana


Dios mío,
Que larga se me hace la noche
Oyendo tu sonsonete
Estúpido viento de tramontana
Que en mi cabeza se mete.

Justo enfrente de mi ventana
Hay dos olmos grande y verde
Y puedo ver en sus ramas
La furia con que las meces.

Sintiendo estoy las persianas
Que en la ventana golpean
También tú golpeas mi alma
Porque dormir no me dejas
.
Como me duelen los ojos
Toda la noche intentando
Conseguir dormir un poco
Pero tú sigues silbando.

Viento rastrero que arrancas
Del suelo plantas y flores
Secando la tierra fértil
Y sembrando malas pasiones.

Ana Olmo

Tomillo y brezo


Escucha, mi amor…
Yo sé que te gusta
Caminar por los senderos
Cuando con la noche oscura
La luna ilumina, el suelo.

Pedregoso es el camino
Y en los márgenes creciendo
El tomillo, y la romana,
La siempreviva, y el brezo.

Yo quiero que tú me lleves
Un día de primavera
Contigo hasta las montañas
A recolectar las hierbas.

Cuéntame de sus milagros.
Pues no necesitas ciencia
Tú sabes que el mal de amores
No lo cura la gatera.

Entre plantas anda el juego
Elige la que tú quieras
Tienes la esbelta centaura,
Y la saponaria que medra
Al amparo de la brunela
Aleluya, y madreselva.

Del monte moras y endrino,
Del bosque dulces grosellas,
Dime cual de estas eliges…
Y seré la que tú quieras.

Ana Olmo

Tómame


Tómame ahora, que aun nos quedan fuerzas.
Apriétame muy fuerte entre tus brazos.
Ahora qué mi razón, es clara y transparente.
Y apetece de amores, y quebrantos.

Hoy y no mañana, quiero ser.
Amante, amiga, y compañera.
¡Ahora! que tienes, el cuerpo apetecible.
Los ojos transparentes, y la piel rosa.
¡Ahora! qué mis labios, aun tienen risa.
Tómame ahora, pero sin prisas,

Que nada de eso mas tarde tendremos.
E inútiles serán todos los deseos.
Serán rosas muertas, sobre frío mausoleo.
Lagrimas de dolor, que los ojos niegan.
Son lágrimas tan frías, que mi alma hielan.

Ana Olmo

Todos en casa


Alrededor de la mesa, nos juntamos nueve hermanos,
Nueve bocas que llenar, como polluelos piando,
Corrían tiempos muy duros, cercanos a la posguerra,
Y aunque todos ayudábamos, se hacia difícil la enmienda.

Con doce años mi hermano, ya trabajaba la tierra,
Los amos le daban un bollo de pan,
Y un puñado, de garbanzos ó lentejas,
Lo hinchaban a trabajar, sin darle ni una peseta,
Al menos lo alimentaban, y no era tanta la miseria.

Yo marchaba por los cortijos, y las huertas,
Pertrechada de una cesta, que arrastraba por el suelo,
Por que yo era muy pequeña,
Me regalaban naranjas, de las que están en el suelo,
Un par de cebollas, y alguna que otra berza.

Yo regresaba encantada, con mi gran tesoro a cuestas,
Y ni siquiera notaba, el gran peso de la cesta,
A veces sueño despierta, y me invade la añoranza,
De cuando éramos pequeños, y estábamos todos en casa,
De cómo nos peleábamos, y como nos hemos querido,
Y ahora estamos separados, y nos cuesta reunirnos.

Que difícil es la convivencia, una vez que nos casamos,
Pues siempre hay algún problema, entre cuñados y hermanos,
Pero como nos queremos, y a la vez nos respetamos,
Gozamos como Camellos, siempre que juntos estamos.

Ana Olmo

Todos amigos


Modelador de hombres, con mal talante,
Si pudiéramos cambiar, ese carácter,
Ser un poco más dulce, y no tan seco,
Amable, agradecido, y atento con tu feudo,
Rey triste, con corona de hojalata,
Que al destino te enfrentas, dando palos al agua.

Si en tu oscuro reinado, no encuentras el apoyo,
Difícilmente podrás, salir del hoyo,
Empeñado en tus sueños, de proyectos varios,
Sin nadie que te ayude, luchas en solitario,
No se mantiene el negocio, sentado en una silla,
Ni ganamos respeto, leyendo libros, tras la ventanilla.

Un negocio es un esfuerzo, duro y continuo,
Fregar, barrer, sacar el polvo, y tenerlo todo limpio,
Que cuando entre la gente, vea alegría y limpieza,
Esto causa un gran respeto, tú te sentirás orgulloso,
Y el pueblo, sube las rentas.

Si tienes mucho trabajo, y te agobia, aquí estamos pide ayuda,
Que nosotros te la demos… no tengas la menor duda,
Aunque no te lo creas, te queremos mucho,
Y todo es más sencillo, si estamos juntos,
En lo que a mí concierne, tienes mi apoyo,
Y creo que expreso con esto, el sentir de todos.

A tu disposición tienes, un abanico de buenos amigos,
Y si en mi estimación, cometo el fallo, de creer lo que no es,
Siempre contaras conmigo, en lo que yo pueda hacer.
Ana Olmo

Tinieblas


Soy una voz, que espera para hablarle
Donde todo es silencio,
Y no escucha oreja alguna,
Donde los cuerpos, se vuelven transparente
Donde mis manos, no pueden tocar las suyas

Soy el fuego que se apagó de repente
Dejando solo un cuerpo, yerto y frío
Vagando entre la oscuridad y las tinieblas
Esperando que algún día, esté conmigo
Que venga a cubrir mi soledad,
Que estado él terminaran mis penas.

Con mis brazos escarchados, por el frío de la muerte,
Y mi cuerpo transparente, que se oculta a su mirada
Entre la franja del limbo blanca y negra, estoy sentada,
-No tengas prisa amor, pero recuerda –
Que yo te esperaré entre tinieblas.

Ana Olmo

martes, 17 de mayo de 2011

Timido sol



Sentada en una cala frente al mar,
Contemplando como en sueño, sus aguas cristalinas.
Sereno resplandor de amanecer rojo,
Que dibuja el horizonte de su vida.

Tímido sol que con su manto dorado,
Abandona su lecho, y cobra vida.
Escondido tras las nubes, abre los ojos,
Y dibuja con sus rayos una sonrisa.

Con sus rayos ardientes, calienta su cuerpo frío,
Sentada entre las rocas, hacia el mar mira
Recibiendo de la cala, su calor y su cobijo,
En un rito ancestral, abrió su pecho,
Y le ofreció al sol, su cuerpo dolorido.

Ana Olmo

domingo, 1 de mayo de 2011

Tierra extraña


Rápido marcha el tiempo
Que ante mis ojos como un suspiro pasa.
Rápida pasó mi vida y lenta las calamidades,
Que me acompañan.

En un camino negro fui dejando las pisadas,
Nací pobre y abandone mi bella tierra,
Mi gente amable y mi familia amada,
Me acompaña siempre la voz de mi hijo,
Su carita triste, y su dulce mirada.

Sentado en la acera con la cara baja,
Al caminante altivo, escondo la mirada,
Pues me da vergüenza, pedir con palabras.

Escondiendo el pudor, y desesperanza,
En un cartel blanco, escribí dos palabras,
Que me den su ayuda, para ver si puedo,
Volver a mi tierra, que aquí yo tan solo,
No tengo consuelo.

Ana Olmo

tiempos de guerra


Durante la guerra, cruzaban los caminos
Hombres asustados, mujeres y niños
Caminaban con rumbo, a ninguna parte
Sin destino alguno, que pueda guiarles.

Atrás han dejado, bienes y familia
Amigos de siempre, su casa y su vida
¡Dónde irán los pasos, a donde los guía!
Escuálidos los cuerpos, la mirada vacía
Brutal impotencia, ante la desdicha.

El desposeído, contempla en la sombra
Como forasteros, de sus bienes gozan
Tristeza en el alma, del desposeído
Que se siente extraño, en donde ha nacido.

Ya no tiene nada, nada le han dejado
Camina en la tarde, sediento y cansado
El sol en la espalda, proyecta la sombra
Que se alarga negra, los pasa y se mofa.

Perdiendo similitud, entre el cuerpo y el espíritu
Rindiéndose a la evidencia, de desigualdad y fuerza-
Sin opción a defender, su hacienda y sus posesiones
Llegando hasta el desvarío,
Con la esperanza, que el tiempo pondrá a todos en su sitio.

Ana Olmo

Tempo remoto


En un tiempo, que recuerdo ya remoto.
Fui joven y fuerte, y no un muñeco roto.
Mi vida vacía, no tiene sentido.
Una mala fiebre, me dejo tullido
Vagando y temiendo, por mi propia vida.

Destrozado el corazón, oprimido y humillado.
Voy perdiendo la auto estima, pues todos me dan de lado.
Yo nunca he podido ser, cazador de grandes renos.
Ni he disfrutado mujer, ni acariciado sus senos.

Tengo muchas estaciones, y pude sobrevivir.
Grandes guerras y batallas, que hace tiempo yo perdí.
Pero tengo a mi favor, la triste sabiduría.
Que me dio el haber vivido, una oscura y larga vida.
Por eso tengo la capacidad, de un lago negro y profundo.
Y te puedo reflejar, la imagen de todo el mundo.

Todos se acercan a mí, para pedirme consejo.
Ahora que estoy ciego, enfermo, y viejo.
No me pidas nada y mírame.
Lo que tú seas por dentro, reflejare.
Ana olmo

Dices que sin mí, tu vida se enfría,
Y me dices te quiero, con tanta vehemencia,
Que un escalofrío, recorre mi espalda,
Y son tus palabras, como una sentencia a cadena perpetua.

Dices que sin mí, tus noches son largas,
Que por la mañana, si al abrir los ojos no ves mi silueta,
En tu corazón galopan caballos, briosos y fuertes,
Y sientes la sangre, trotar por tus venas.

Dices que conmigo, se ahuyentan los demonios,
Que en tu crudo infierno, no arden las candelas,
Que son mis dos ojos, lagos cristalinos,
Donde te sumerges, para ahogar tus penas.

Que tu pensamiento, rompió los esquemas,
De amores tan fuertes, que jamás pensaste,
Que una nube negra, sobre tu cabeza,
Cegara tus ojos, sembrando el desastre,

Hoy pides perdón, por tus malos tratos,
Lloras como un niño, y me pides que vuelva,
Pero son ya tanto, los perdones dados,
Que en mi corazón, no queda clemencia.

Con tus malos tratos, rompiste la hucha,
Donde yo guardaba, el amor a sabiendas,
Que llegado el día, que se rompiera el aire,
Mostrarías la bestia, que eyacula penas.

Ana Olmo

Flor de Mayo


Siento en mi vientre un latido
Es como un eco lejano
Con sangre de dos amores
El ángel más esperado.

El que cambiará mi vida
El que llenara mi hogar
Con sus llantos y sus risas
Y frases sin descifrar.

Está todo preparado
Esperando su llegada
Con su cuna y sus cositas
Y una sonrisa en mi alma.

Que largo se están haciendo
Los nueve meses de espera
Vendrá a mediados de Mayo
Que ya será primavera.

Vendrá con las primeras flores
Se abrirá como una rosa
Esparciendo los olores
De una vida esplendorosa.

Tengo ansias de sentir
La tibieza de su cuerpo
Acunarlo entre mis brazos
Poder llenarlo de besos.

Cantarle una dulce nana
Que brote como una fuente
De mi garganta apretada
Por la emoción de tenerle.

Y cuando llegue el momento
Que el vientre se abra a la luz
Vendrán nuevos sentimientos
Por que mi vida eres tú.

Ana Olmo