Erase una vez una Laguna

ERASE UNA VEZ UNA LAGUNA

Erase una vez una laguna de aguas muy transparentes y limpias
La rodeaba un manto de césped verde y fresco.
En el centro de la lagua había un gran nenúfar y un hermoso junco esbelto y orgulloso.
En el nenúfar vivía una ranita pequeñita y revoltosa que saltaba de flor en flor y se zambullía en el agua fresca… en el junco vivía una bonita Salamandra de colores vivos y fluorescentes,
La Salamandra miraba a la Ranita saltar con carita de querer jugar, y le preguntó…
¿Ranita podemos jugar juntos? Y ella dijo… -pero tu no puedes saltar- no pero puedo bucear,
Podemos explorar el fondo de la Laguna, yo te enseñaría hermosas cuevas, podemos visitar a los peces ciegos de las profundidades, y contarles como es la vida a la luz del día, -bueno… respondió la ranita. Bajaron muy, muy hondo riendo y jugando, de pronto… un pez blanco casi transparente pregunto… ¿Quien hace tanto ruido, quien perturba las tranquilas cuevas de los peces ciegos? ¡Somos nosotros ¡ y… ¿Quienes sois vosotros? -La ranita y la salamandra- que venimos a jugar con vosotros, -pero… nosotros no vemos, -no importa dijeron ellos… nosotros os guiamos, pero… somos muchos y vosotros dos, no podréis atendernos a todos.
Entonces… ¡¡¡ os contamos un cuento!!! Vale… -dijeron todos. Y así pasaron la tarde, narrando cuentos y haciendo felices a los peces ciegos de las profundidades, y desde entonces, fueron grandes amigos y todos los días iban a visitarlos y les contaban como es la vida a la luz del día y los ayudaban en todo lo que necesitaban.

Así es como debemos portarnos los humanos ayudándonos unos a otros y arropando a quien lo necesita.

Ana Olmo