Está obscurecido y cae la noche
Todo a mí alrededor, se vuelve opaco y frió
Yo entierro mi alma en soledad,
Como un niño que se pierde en el gentío
Amargo recorrido el que me espera
Mis pies ya están cansados y no veo la vereda
-Y sigo andando-, allá a lo lejos veo un fulgor,
Truenos, rayos, y centellas invaden mi alma de temor,
Tras la loma, todo es espeso y negro
Negro como mi interior,
Densos goterones fríos, me golpean con furor
¡¡De pronto Un clamor de fuego!!
Rompe el cielo y contra el suelo estalla,
Y a mis pies brotó un riachuelo que la tierra empantanaba
Salvó mi alma de la soledad,
Rescaté mi cuerpo del hastío
Lo que ayer fue un riachuelo hoy casi es un mar bravío.
Ana Olmo
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