Adolescencia

En su cuerpo lentamente nota el cambio
En su cuerpo ya brotó la primavera
Por sus ojos van pasando los colores
Reflejos del bajío de sus caderas.

El amor labró en su cuerpo incandescente
Con surcos de pasión para sus flores
Clavándole el arado sin piedad, y soterradamente
Abonándose el erial de sus húmedas pasiones.

Explorando con ardor descubría su cuerpo
La niña que creció sin ser apenas
Ni niña ni mujer… pues no sabía
Por qué con sus quejido hacia cadenas.

Como un potro de fuego desbocado
Con las crines al viento entre las nubes
Así la niña fue entregándose al pecado
Bajo el bordón de oro de estrellas y de tules.

En la penumbra de la estancia se perdió
La inocencia que a la niña hermoseaba
Y mirándose las manos sonrió
Escondiéndole al espejo la mirada.

Ana olmo