Va mi alma siguiendo el reflejo,
De la luz que me guía, y marca mi destino,
Voy buscando la paz y el consuelo,
De un reposo eterno, largamente prometido.
Cabalgando en un potro de estrellas,
Entre nubes blancas, suelto todos mis deseos,
Deseos que un día sembraron la tierra,
Y ahora en mi silencio, voy sembrando el cielo.
Es mi cielo la ventana del mundo,
Es como el mirador de la melancolía,
Traslucida y pálida las almas, deambulan la noche,
Esperando impaciente, la paz prometida.
Espero apoyada en la ventana del mundo,
Veo pasar la gente, en loca carrera,
Quisiera decirles, que se tomen su tiempo,
Y que disfruten gozando, la vida en la tierra.
Que ya una vez muerto, todo es diferente,
Y en este espacio, inerte de almas perdidas,
Quieres impotente, acariciar un todo,
Y todo es un sueño de iluso, hecho pesadilla.
Toda mi esperanza dejé de legado
Escrita con sangre de donde no hay fuerzas
Que cuiden mis niños que son el futuro
Y brillen sus ojos y con sus sonrisas
Alumbren la tierra.
Ana Olmo
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