Olfateando el aire

Ojos preñados de tristeza, y entre las negras pestañas,
Temblorosas hay dos perlas,
Son como cristales de cuarzo, son dos lágrimas… ¡¡tan bellas!!
Que cuando brillan los ojos, todo el entorno negrea.

Sedientos dos labios trémulos, hurgan buscando en la arena,
Un beso que pueda ser, el oasis de las penas,
Palabras claman al aire, y el aire las clasifica,
Las dulces…para el amor, las tristes…para la cripta.

Cripta de penas y olvido, laguna grande y salada,
Playa de arenas ardientes, donde no queda grabada,
La huella de de la serpiente, sinuante y desarmada.
Recorre marisma y dunas, olfateando en el aire,
Y en el camino olvidado, deja un pestilente traje.

En cambio el amor se guarda, en una urna transparente,
Donde no caben engaños, ni mentiras, ni diretes,
Diáfana fantasía, cúspide de los amantes,
Lenguaje que da a la vida, utensilios de coraje.

Ráfagas de viento oscuro, caballo blanco de nieve,
Dagas con hojas de hielo, se clavan donde no deben,
Más allá del pensamiento, donde mora lo imposible,
Con un brebaje de celos, todos haremos un brindis.

Crónicas de dulce viento, aire que viene y que va
He conocido a un poeta, un poeta de verdad
Deduzco por sus escritos una gran sabiduría
Me complace lo leído, lo digo de corazón.

Y seguiré divagando intentando comprender.
Como el viento te ha tocado en tu manera de ser.
Admiro la inteligencia, que fluye de tus palabras.
Dices tanto sin decir, que enganchas si decir nada,


Ana Olmo