Afluente

Taciturno pasea
Las solitarias calles
Apenas sin ver
La decrepitud del tiempo
Su cuerpo que quiere
Avanzar y no puede
Anticiparse a los designios
De su cuerpo.

Del cielo le caen
Tormentas florales
Que golpean su rostro
Que esconde en su ala
En la habitación
De soledad y olvido
La luz malsana y ociosa
Le explota en la cara.

Le borra la imagen
De firme determinio
Que entra por el balcón
Y rebota en su frente
Mientras la conciencia
Rebosan reproches
Formando afluentes
Que a nadie sorprende.

Sus cuencas esconden sus ojos
Tras la aureola negra
De su sufrimiento
Pues la sombra negra
De su cuerpo cansado
Lo atrapa y lo arroja
Que arda en el averno.

Telarañas de la voz
Que apaga el eco
Del silencioso
Grito de la noche en calma
Traspasando va
Las paredes del miedo
Mordiendo la zozobra
Que le rompe el alma.

Tirando de flaquezas
Quiso ser fuerte
Y se encerró en su habitáculo
Con cerrojo y aldaba
Para que ni el viento
Pudiera penetrar en su abadía
Secando la materia gris
De una mente cansada.

Ana Olmo