Arrastrando voy, una locura,
Un canto de amor, no correspondido.
Humillando vas, mi cuerpo dolorido,
Perdiendo, dignidad y compostura.
Implorando voy, una sonrisa,
Un roce de tu mano, una mirada.
Un piadoso, beso en la mejilla,
Y una poesía, de flor engalanada.
Sin respeto del aroma, que desprende,
Pisando vas de flor en flor, mi dignidad ajada.
Pasó el tiempo, y mi corazón me dice,
Que para mí, ni para nadie ya eres nada.
Te entregué del podium, lo más alto,
Hiciste de mi vida, tu peana.
Tan alto te subí, que te caíste,
Y convertiste en barro, lo que creí porcelana.
-Moraleja-
Nunca corones a un cerdo, que el oro lo vuelve mierda.
Ana Olmo
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