Cuatro lirios

Voy perdiendo con el paso de los años,
El ansia y el ardor, que tuve un día de quererte,
Arrastrando los jirones, de mi piel hecha pedazos,
Que cruel se rompe, por el miedo de perderte.

Atrás quedó la lozanía, de un cuerpo armonioso,
Y con miedo infantil, intento leer en tu mirada,
El frío desdén, del mirar de tus ojos,
Que me clavan al suelo, sin pronunciar palabra.

Intento sobrevivir, en esta jungla que es la vida,
De deslealtad, y falsa competencia.
Nadie piensa que también, le llegará ese día,
Que cerrará los ojos, y yacerá bajo la tierra.

Crecen las malvas, en el campo santo,
Y en un frío panteón, su cuerpo inerte,
Marchitándose en la losa, cuatro lirios,
Que yo dejé cuando te visitó, la muerte.

Jamás pudiste imaginar, ser el primero,
Cuando en brazos de otras, humillabas mi cariño,
De flor, en flor a cual mas bella, como abeja tu libabas,
Y entre tanto néctar, se trazaba tu destino.

Las nubes negras, que ocupaban mi cabeza,
Se evaporaron, y un brillante sol, creó tu ausencia,
Ya me toca vivir, y bien que me alegro,
Que fueses tú, quien dejara nuestra hacienda.

Dejaré cuatro lirios amarillos, cada año,
Y rezaré un rosario, en tu lecho de finado,
Para que te perdonen, tú forma de proceder,
Porque yo soy tan feliz… que ya te he perdonado,

Ana Olmo