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domingo, 30 de enero de 2011

La loca


Yo soy la playa y tu el mar,
Te vas vuelves y me besas,
Dejando un regusto a sal,
Que va secando mis venas.

Tú eres el viento que envuelves,
Con largos brazos mi cuerpo,
Susurrándome al oído,
Palabras que ya no creo.

Pero vuelves y me buscas,
Y tu boca cierra las heridas viejas,
Me acaricias y te marcha,
Dejándome heridas nuevas.

Por eso yo me revelo,
Y maldigo al corazón,
Por querer como yo quiero,
Entre el amor y los celos,
Voy perdiendo la razón.
Ana Olmo

La loba


Que soy loba en mi hogar, ya lo sabía
Y que guardo la camada, con esmero.
Pobre de aquel que torpemente, y sin saberlo.
Intente penetrar, en mi abadía.

Soy monje, guardián de un gran legado.
Escrito, a fuego y sangre de mis venas
Mis hijos, mis nietos, mi marido y yo.
Somos eslabones que forman, una cadena.

Catedral o monasterio, que más da,
Si es mi cueva santuario, de familia.
Es humilde y nada tiene que envidiar.
En mi prole prevalece, la armonía.

Yo vigilo desde arriba el horizonte.
En sus vidas, no me meto para nada
Yo enseñé, a mis vástagos deberes.
Que espero le enseñen, a su camada.

Nunca ser amigo de lo ajeno.
Respeto y honradez, antes que nada.
Mano abierta, para los buenos amigos.
Vista al frente, y un abrazo si hace falta.

Ana Olmo

La llamada


Donde se va el tiempo…
Que se va perdiendo delante de mis ojos,
Cuando la niebla de la tarde
Se apodera de mi mente
A donde los lamentos, y congojo
Que luchan desafiando la corriente.

Detrás de mi visillo floreado
Proyecto la mirada que se afana.
Y quisiera rescatar pero no puedo
La silueta de diosa…
Que vislumbro en tu ventana.

Dos caudalosos ríos son mis ojos
Que al mar quieren abrazar pero no puede
Tú eres el mar, que se escapa de mis manos
Y yo soy el río, que se nutre de recuerdos
Y muriendo va con ellos, lentamente.

Amo mucho pero no debiera…
Pues la vida es muy cruel con los destinos
Mi corazón, es igual que una campana
Que tañendo le va al viento
Con álgidos lamentos y suspiros.

Si pasado el tiempo…
Persiste mi enamoramiento
Y en la bruma de mi mente
Yo pierdo tu silueta y mi porfía
Cabalgaré en la grupa de los vientos
Y en el túnel de tiempo…
Te buscaré toda mi vida.

Si la furia de la parca me acechara,
Y cerrándome los ojos, borrara tu ventana,
Bien sabe Dios que no conseguiría
Que mi alma, empobrecida…
No siguiera esperando
De tus labios la llamada.

Ana Olmo

La lira


Hoy te escribo un poema de amor sincero
Disfrutando de una tarde imaginada
Cansado el corazón y el pensamiento
De tanto dar amor, sin ser amada.

Trovador de mis días otoñales
Que con manos de experto tocó mi lira
Perdida y olvidada, mi edad adolescente
Volviste a tensar, las cuerdas de mi vida.

Tus ojos desafiantes, y solapada sonrisa
Fueron despertando, en mi cuerpo los deseos
Campana vieja, en una torre olvidada
Que alegremente, su sonido tañe al viento.

Tañe campana, y lanza este poema
Que como un manto de aire, al trovador envuelva
Pobre corazón, que con el paso de los años, a su manera
Escribir quiso, en las hojas del viento su quimera.

Ana Olmo

La Leona


La leona, mira al mar.
Con la vista, perdida en lontananza.
¿Dime leona, que piensas?
Y con lagrimas en los ojos, a girado la cabeza.

-Pienso que perdí mi juventud.
Mi melena ya no es negra, que en mi vientre ya no hay.
Lugar para vida nueva-.
¿Qué se lo llevo, leona?
-Se lo ha llevado los años, y el viento que todo lo seca.

¿Qué esperas?
- Poca cosa créeme, que no se olviden de mí.
Una sombra limpia y fresca.
Donde reposar mis huesos,
Mientras que la muerte llega.
Una vez haya llegado, y mi cuerpo ya no duela.
Que lo quemen, o lo entierren,
O que hagan, lo que quieran.

Ana Olmo

La laguna


Mira amado mío…
Este es el sendero
Donde un delicado olmo
Clavó su raíz al suelo,
Cerca hay una laguna,
Brillante y grande como en mí sueño.

La hierba es tupida y verde
La grama tapa el sendero
Los pies reclaman la tierra
Que labraron mis abuelos,

Salen como setas blancas,
Las tumbas y los mausoleos
Seres invisibles de túnicas blancas
Van cruzando el cementerio

Lapidas y cruces negras
Se divisan a lo lejos
Mírame bien… amado mío
Aquí pertenece mi cuerpo
Plantare un jazmín silvestre
Donde mueren los recuerdos
En la misma tapadera
De mí frió mausoleo.

Ana Olmo

La huella de un beso


En el abandono, de mis largas noches
Cuando del trabajo, descansa mi cuerpo
Es en ese instante, cuando de mis ojos
Se escapan dos lágrimas, preñadas de sueños.

Duele el pensamiento, intentando buscar
En algún rincón, la huella de un beso
Pero solo encuentro, heridas sangrantes
Estigmas que brotan, cuando en ti yo pienso.

Por las avenidas de las almas perdidas
Pasean los sueños, nómadas sedientos
Buscando un oasis, donde mane el agua
Igual que yo busco, el calor de tu cuerpo.

Largas son las noches, de triste agonía
Desde el mismo día, que tu te marchaste
Te fuiste arrastrando, la gran cobardía
Buscando el amparo, en tierras de nadie.

En mi corazón, por palabras roto
Cuando por tu boca, ladrabas desprecio
Ya no queda amor, que avivar pudieras
Ni rencor, ni odio, tan solo el recuerdo.

Ana Olmo

La hierba cálida


Dos arcos tenían el puente, los cuales cubría la hiedra,
Dos ojos como serpientes, reptando en la noche negra,
Un río de agua cristalina, que en su recorrido besaba los campos,
Y en sus orillas, juncos y eneas, que cobijaba la fauna con sutil encanto.

Yo recuerdo ese puente, que siendo pequeña buscaba sus aguas,
El trinar de las aves, el crícrí, del grillo, y el croar de las ranas,
En pleno verano, con la solanera cruzaba los campos,
Buscaba el amparo y refugio del puente,
Y mis pies descalzos, se fortalecían en la tierra ardiente y pisando los cantos,

En mi memoria guardada, tengo yo tantos recuerdos,
Dormidos y aletargados, como lagarto en pleno desierto,
En mi largo recorrido, de niña a mujer, los tuve apartado,
Y ahora que estoy en el ocaso, que desciendo rápido los voy recordando,
En mi memoria, veo los reflejos en las aguas doradas,
Y ahora en mi puente, no beben las aves, ni cantan las ranas,

La hiedra está seca, y su cauce semeja una triste y gran mortaja,
Ya no hay niños en sus aledaños, que griten alegres, gozando sus aguas,
Ni madres lavando en el río, y extendiendo la ropa en la hierba calida,
El hombre todo lo destruye, buscando el poder sin pensar en nada,
¿Que dejaremos a nuestros menores?...
Si roto el legado de nuestros, ancestros, no nos queda nada,

Solo la desolación, de un ambiente infesto, y una tierra árida,
Indicio de malos modales, poca educación y malas entrañas,
Un día llegará que los niños, se sientan tan solos como en una jaula,
Sin poder disfrutar de los bosques, ni saber lo que son los ríos,
Ni escuchar el croar de las ranas.

Ana Olmo

La hiedra


Por qué siempre mendigando estoy,
Como un perro hambriento a tu alrededor,
Por que siempre estoy en donde no quiero,
Esperando que se pierda un beso y cogerlo yo,

A veces me sorprendo mirando al vacío,
Y en la pared blanca, de mi habitación,
Atónita contemplo, tu silueta fría,
Y de mi boca trémula, se escapa un adiós,

En mí noche larga, la más larga vivida,
Más negra y eterna, que engendrara Dios,
En el vacío, se pierden todos mis recuerdos,
Y mi mente, alarga sus brazos y se enreda,
Igual que la hiedra, queriendo beber de tu amor.

Ana Olmo

La guarida


Si quieres puedo llevarte
A un rincón de mi guarida
Te doy mi pecho de almohada
Y te lamo las heridas

Si tú quieres puedo ser,
El aire que tú respiras
El agua que calma tú sed
El maná que te da vida

Tu podrías llevarme a mí
Bajo un almendro florido
Coger mis manos en las tuyas
Decirme vente conmigo
Que te voy a dar un beso
Como dos buenos amigos

Encima del monte de venus
Y por debajo del ombligo.

Ana Olmo

La fuerza del trueno


Dejemos ya de hablar
Que quiero escuchar los truenos,
Deja abierta la ventana
Que quiero sentir el agua
Que se estrella contra el toldo
Y cae al suelo,
Como alegres monaguillos
Con enaguas,
Que bailan formando hondas
Y haciendo charcas.

El sobrante de las charcas
Va formando un riachuelo,
Que reptando calle abajo
Busca cobijo y consuelo
Un gran estruendo sin aviso
Rompe el cielo de repente
La charca y el riachuelo
Se han convertido en torrente.
Desde mi ventana veo
Como en una pesadilla,
Los rayos que van y vienen
Y se cruzan y se gritan.

Con enorme desafió
Como midiendo sus fuerzas
Van dibujando en el cielo
Arabescos, y centellas
Sentada sobre el sofá
Y las piernas bajo el culo
Veo como se ilumina el cielo
Y deja de ser oscuro
Como una espada llameante
Va pegando en el asfalto
Y cada vez que lo veo
Me produce un sobresalto.

A mí me gusta ver llover
Me encanta como huele la tierra
Pero cuando caen los rayos
Me tiemblan hasta las piernas
Seguro que no podría
Ir cazador de tormentas
Por que cuando veo un rayo
Corro cerrando ventanas
Como poseído del diablo.

Ana Olmo

La estatua


Cuando el se marchó se quedó la niña
Triste y apagada allá en la campiña
Llorando su ausencia con gran desconsuelo
Pasaba los días sentada en el suelo
Tanto le lloró que un día de repente
Del suelo brotó una hermosa fuente
Pasaron los días…
Corrieron los años y vio Como sus lágrimas
El caudal de la fuente seguía aumentando
Envejecida y sola de pronto se dio cuenta
Que su amor la olvidó al cerrar la puerta
Mirando hacia el frente
Contemplo asombrada
Que un lago verde y salado
Todo el valle rodeaba
Se dio cuenta en un momento
Que su entorno había cambiado
Donde estaba su campiña
Un gran pueblo levantó
Que el pueblo era muy hermoso
Y paseaba la gente
Y en medio tenía un lago
Y en el lago avía una fuente
En la fuente había una estatua
Que a la niña recordaba
Y que de sus ojos verdes
Dos caños de agua manaban.
Fue cuando se dio cuenta
Que flotaba sobre el pueblo
Que había muerto de dolor
Esperando un gran amor
Que fue falso y traicionero:
Ana Olmo

La espera


No hay nada tan duro como la espera
Una semana, dos semanas ¡¡¡úf!!!
Me consume la impaciencia,
Esperando el nuevo día
En que yo besarte pueda

Está terminando Abril
Casi no le quedan fuerzas
Y viene Mayo empujando
Cargado de vida nueva
Pronto florecerá todo
La tierra está húmeda y fresca
Y estoy notando en mi cuerpo
Que llega la primavera.

Tú eres como lluvia fina
Yo soy un campo sediento
Quiero que vengas conmigo
Y que mojes mi aposento
Que pronto vendrá el verano
Y no quiero que esté seco
Por que así tendremos verde
La pasión y los deseos.

¡¡¡Uf!!! Que dura se hace la espera
El tiempo que no te veo.

Ana Olmo

sábado, 29 de enero de 2011

LA ESCUELA TRISTE


LA ESCUELA TRISTE

En una aldea muy lejana allá donde se detuvo el tiempo había una- pequeña escuela hecha de bambú y adobe.
Esta escuela era muy peculiar, No tenía sillas, Ni pupitres, Ni encerado-
Para poder escribir.
¡Pero lo más triste, Lo más triste!... ¡¡¡No tenía alumnos!!!
Pasaban los días, y las semanas, y los meses y la escuela se hacia vieja-
Y se lamentaba pues los niños no aparecían.
Pasó el tiempo y la escuela se deterioraba tanto, que hasta las abejas- hicieron sus panales en sus ventanas de cristales rotos.
Un día las abejitas sintieron unos suspiros y…. tsssssiii.
¡Callad todas!... ¿No habéis oído unos lamentos? –preguntó la reina.
No… no hemos oídos nada.
¡Escuchad!...
¡¡¡¡Hay de mí!!!! Que hago en esta vida si ningún niño quiere venir- ¡¡¡¡hay de mí!!!!

Las abejas estudiaron el caso y hablaron del problema.
Escuchadme chicas, tenemos que hacer algo por que si la escuela se- hunde nos quedamos sin hogar, y los inviernos son muy duros.
-Y que podemos hacer… -dijo una obrera.
Pensemos… mmmm!!! Ya lo tengo, -dijo la reina.
Mirad, vamos ha hacer una pelota muy grande de cera y hojas secas.
Para qué… dijo -el zángano, bueno pues cuando la tengamos hecha-
La iremos rodando por toda la aldea, y cuando los niños la vean la-
Traemos rodando hasta la escuela, la metemos dentro y así los niños-
Entrarán en ella.
¡Que buena idea! -dijo el Zángano, ¡vamos a fabricar cera!
Hicieron una pelota grande y preciosa de color dorado como el sol.
Y la llevaron a la aldea.
Las abejas la ataron con hilos tan finos que no se veían, y así podían volar- alto sin que los niños las vieran.

Los niños al ver una pelota tan bonita corrieron tras ella queriéndola coger
Para jugar, pero las abejas la iban llevando a través de la aldea hasta el colegio.
Y los niños corrían y corrían detrás de ella hasta que llegaron, y… oh!!!
-dijeron los niños. ¡Que es esto! Otro dijo… es una escuela y es muy bonita
Pero no tiene muebles, que pena… por que sin muebles no nos sirve.
-Las abejas que los oyen decidieron ayudar.

Cuando los niños se fueron llamaron a los pájaros carpinteros y hablaron- con ellos.
Los pájaros les dijeron… no os preocupéis nosotros lo arreglaremos.
Se reunieron todos los pájaros carpinteros, y estuvieron toda la noche-
Trabajando, y pidieron ayuda a todos los animalitos del bosque.
Unos pájaros cortaban los troncos, otros los picoteaban hasta que daban- forma a las sillas y los pupitres.
Las Ardillas con sus colas barrían el suelo, y las arañas tejieron unas cortinas muy bonitas con hilo de seda y hojas ocres y verdes.

Por la mañana los niños decidieron ir a jugar a la vieja escuela y…oh!!!
Que maravilla, era una escuela preciosa con todos los muebles y muy –limpia.
Todos los animales los vigilaban desde los árboles escondidos.
Y escucharon a los niños que decían… ¿Que hacemos ahora? no sabemos-
Que tenemos que hacer, no sabemos leer ni escribir.

Entonces los oyó el Búho real, -Que es el ave más inteligente de todos y –decidió ayudarlos.
¡Hola queridos niños! Como veo que os gusta el colegio y queréis aprender,
Os sugiero que traigáis a los mayores de la aldea, para que os ayuden.
-Los niños dijeron que el Búho tenía razón y se fueron a buscar a los- mayores.

Y así fue como los niños de esta aldea tan lejana fueron a la escuela.
Y la escuela fue feliz viendo a todos los niños como estudiaban y jugaban-
Con todos los animalitos del bosque…. Y colorado colorín, el cuento llegó a- su fin.
Ana olmo

LA ENTREGA


Mujer de carnes blancas
Que yaces en tu lecho
Que esperas a tu amante
En actitud de entrega.

Igual que un huracán
Socavo el tibio cuerpo
Que aguanta la fusión
Cuando me fundo dentro.

fuiste en mi universo
Un túnel de tinieblas
Tan frío de pasión
Como las duras piedras.

Pero en la sombra espera
La venganza impertérrita
Cuando caiga la noche
Tú lloraras mi ausencia.

Cuando tu negra flor
Se abra en la tibieza
Cuando sueltes la sabia
Con tus caricias lentas.

Tú te marcas las pautas
Queriendo a tu manera
Y esperas a tu amante
Con las puertas abiertas.

Ana Olmo

LA DUDA


Hace tiempo…
Que una duda me planteo
Cuando fijo
La vista en su figura
Su frente para mí
Es cristal transparente
Y adivino pensamiento
Y compostura
Ese modo que tiene
De hacer la vida fea
Cuando pudiera
Rodearse de hermosura

Cuanto más lo miro
Mas claro veo
Sus pensamientos
Y vuelve a resurgir
En mí la duda
¡Seré bruja o tendré telepatía!
Su mente es infantil
Cargada de necedad
Ahora esto, luego
Aquello, y patalea
Por tonterías que sabe
Conseguirá.

Morirá viejo
Queriendo ser un niño
Confundiendo
Los polos en su cerebro
Por que no es niño
Ni hombre de provecho
Pero si eternamente viejo…
Y cargado de despecho.

Ana Olmo

LA DESPEDIDA


Te escribo esta despedida, la estoy escribiendo en verso,
Créeme que estoy llorando, porque me duele por dentro,
Que agonía, que sin razón, que contrariedad, que anhelo,
Lo mismo, lloro que río, igual me marcho que quedo,
Quiero marchar y me siento, como clavada en el suelo,
Esperando encontrar el momento,
Que me dé fuerzas, para decir lo que siento.

Sé que tengo que marchar, es vital para mi cuerpo,
Estabilidad emocional, mi paz y desasosiego,
Porque ya son muchos años, metida en este agujero,
Por eso, me cuesta tanto despedirme, pero espero…
Que cuentes con mi amistad, y cariño verdadero,
Por otra parte, me dejo, de ocio un buen compañero,
Quien en otro tiempo fue amigo, asesor, y consejero,

Me cuesta mucho marchar, me cuesta tanto que siento…
Como si te traicionara,
Como si fueras pequeño, y te dejara muy solo,
En manos que no deseo,
Pero eso es lo que tu quieres, así es como yo lo siento,
Siento, haberme inmiscuido, en tu vida sin derecho,
Espero que me perdones, y que si un día nos vemos,
No nos giremos la cara, y que nos demos un beso.



Ana Olmo

LA DAMA


Una dama sentada, frente a un espejo,
Contemplaba su rostro, y le decía.
Me devuelves la imagen, de una muñeca rota,
Pergamino ajado, que termina su vida.

Hace tiempo que no cumplo aniversario,
Mi cabello de oro, se me tornó ceniza.
Arrastrando los pies, se alejó del espejo,
Sorprendida y asustada, pues su imagen la seguía.

Se levantó llorando, y cerró la ventana,
Un viento frío, desde lejos le traía.
Un triste son con aires marineros,
Despojos de un amor, que ella tenía.

Su llanto rompió el silencio,
Su pelo blanco, enmarcaba sus mejillas.
Con caminar cansado, vuelve al espejo,
Y retrocediendo en el tiempo, repasó su vida.

Lloran de pena, las campanas rotas,
El campanario viejo, les devolvió la vida.
Y la muerte se encontró, frente al espejo,
A una señora gris, que parecía dormida.

Ana Olmo

LA CIMA


Levanta la mirada al cielo, y ve la cima
A sus pies como esclavo suplicante un gran pantano
En el centro un pino solitario de alma yerta
Que espera impaciente su regalo

Llega mayo y hay tormenta sobre la cima
Uno a uno los torrentes van llegando
Una oveja mordisquea la poca hierba
Y un clamor de agua, inunda el campo

Poco a poco va desapareciendo el pino
Y una nube negra le manda una sonrisa
Los torrentes ya están llenando el pantano
Y el esclavo da las gracias y se retira
Satisfecho del regalo de su amo.

Ana Olmo

LA CHICHARRA


LA CHICHARRA

Una chicharra cantaba
A la sombra de un olivo
Su chicharreo insistente
Perturbaba a los vecinos.

¿Que les pasa a mis vecinos?
Acaso molesta el canto
Que con sones de quebranto
Va alegrando los caminos.

Yo acompaño al campesino
Hago amena su labranza
Y a la hora de la pitanza
Yo le canto en sus dominios.

Estoy todo el año callada
Mientras mis contrarios trinan
Y si yo no les protesto
Dejad que dé rienda suelta
A mis patas cantarinas.

Si la siesta te amenizo
Y un sueño puedes echar
Que esperas para reír
Y del verano gozar.

Ana Olmo

La calle


Niños que en la calle estáis
No juguéis con la pelota
No crucéis la calle a ciegas
Que la calle es peligrosa.

Cuando tengáis que cruzar
Mirad siempre en ambos lados
Que los coches no perdonan
Y vienen desenfrenados.

Y vosotros conductores
Tened siempre precaución
Por que siempre encontrareis
Un niño tras un balón.

Niño que en la calle juegas
Haced caso a los papás
Caminad por las aceras
Mirando antes de cruzar.

Ana Olmo

Calle con niños

La caja


El negro de tu pelo
Con reflejos rojo fuego
La blancura de tus brazos
Y el suave tacto de tus dedos.

Tocan la caja sonora
Tensando todo mi cuerpo
Como las cuerdas de un Arpa
Crepúsculo de deseo.

Como una hoja sin vida
Que el viento mece a su antojo
El sauce llora en silencio
Provocando mí sonrojo.

Música que permanece
Presa en mi caja sonora
La luz dibuja el contorno
De tu boca pecadora.

Nos llegó la noche oscura
Y mi corazón reclama
Los besos que me negaste
Cuando más los deseaba.

Abrazos que se perdieron
De música disfrazados
Y que en cada gesto tuyo
Fueron como toros bravos.

Ana Olmo

La cabaña


En una cabaña húmeda
En un gran bosque de robles
Vivía una niña muy linda
Protegida de los dioses.

Acertó a pasar un dia
Un señor de mucho rango
Dueño de todas las tierras
Señor de muchos lacayos.

El caballero prendado
De su angelical belleza
Quedó mudo de palabras
Sin sentir sus pies la tierra.

La miraba y remiraba
Sin poder quitar los ojos
Queriendo domar la sangre
Que galopaba a su antojo.

Tenía un cabello rubio
Que acariciaba su espalda
Los ojos de un azul de cielo
Que extasiaba la mirada.

Los labios de rojo de fuego
Le transmitió sensaciones
Tenía la misma fragancia
Que el sabor dulzón del bosque.

El le ofreció sus riquezas
Si con el yacía primero…
Ella lo miró muy seria
Y le dijo caballero…
La honra de una mujer
No se compra con dinero.

Ana Olmo

La boca del teide


Un año más saludo al océano bravío,
Cuando con sus oleajes y espuma
Viste de novia estas playas negras,
Con encajes blanco de seda y sal
Luce la isla que huele a algas,
Y susurran isas…
Desde el mirador, contemplo la isla en silencio,
Y la soledad, me habla de tiempos pasado,

De días felices…
Que se forjaron con sueños de duende,
Siento y veo subir la espuma
Por el acantilado,
Y los besos del viento
Enfría mi cara de mirada triste,
Pues el corazón lánguido, se quema por dentro,
Crece la amargura, que atrapa mi mente,
Y nada en el océano, de las olas del miedo.

Una vez más, me sorprende la belleza de la isla,
Con una gran explosión, de colorido floral,
Primavera perenne, atrapada y presa,
Que enamora, a todo el que visita la isla,
Lugar apacible, para el descanso y soñar…
Soñar quiero, confundiendo realidad o fantasía.

Todo es tan bello…
Que seduce y atrapa los sentidos,
Como la araña, que atrae a la mosca
A su temblorosa morada,
Háblame silencio…
Que quiero escuchar tu voz,
Y con los vientos alisios
Volar hasta tu boca amada,
Robarle su calor para que el corazón,
Vuelva una y otra vez…
Con pasión de enamorada.

Ahora me despido, sin decir adiós,
Por que yo no se, si volveré mañana,
Un beso le doy a tu mar azul,
Y un abrazo fuerte, a tus verdes montañas,
A toda la isla, le dejo el calor,
Cuando el sol refleja, al Teide y sus cañadas.

Ana Olmo

La bestia


Tengo el corazón perdido
Por culpa de un mal querer
Perdido entre las tinieblas
Donde no lo puedan ver.

Flotando entre nebulosa
Penando por no poder
Beber de tu fuente clara
Fuente de saliva y miel.

El corazón de la mujer
Que se rompe por amor
Es como una bestia herida,
Y se arrastra como puede
Para alcanzar su guarida.

Cuando ya lo ha conseguido
Se le escapa una sonrisa
Por culpa de un mal querer
Tengo mi vida hecha trizas.

Si muero pasearé…
Por un cielo sin estrellas
Donde la noche es oscura
Y solo se ve una estela
Es sangre roja y dulzona
Del corazón de la bestia.

Ana Olmo

La barraca


Vivió en una humilde barraca,
Hecha de cañizo y barro, por fuera pared de chapa,
Por dentro, calor humano,
En un albero amarillo, fijó sus primeros pasos,
Fue creciendo lentamente, afianzando su estado.

La barraca fue muriendo, la pared perdió su chapa,
Y a doce metros de ella, nació una bonita casa,
Todos aunaron esfuerzo, forjando un hogar seguro
La familia fue creciendo, pero no tenían un duro.

Intentaban sus raíces, aferrarse al rubio albero,
Pero la vida no quiso, que medraran en el suelo,
Tuvieron que abandonar, aquel hogar que fundaron,
Y entre sollozos y lágrimas, para Sevilla emigraron.

Allí les cedió su abuela, una casita en un barrio,
Un barrio tercermundista, llamado el barrio del chato,
Allí se hizo mocita, trabajando de miñona,
Y cuando más a gusto estaba, el cabeza de familia,
Se la llevo a Tarragona.

Allí si que consiguió, afianzar sus raíces,
Se casó y tuvo sus hijos, a los que estricta educó,
Sus hijos le han dado nietos, menos la hija menor,
Que esta buscando, a un buen hombre,
Para tener un llorón.

Ahora que esta de sobrera, espera con resignación,
Una vejez placentera, junto al hombre que eligió,
Ella lucha contra el tiempo, teniendo las de perder,
Pero como es cabezona, antes morirá luchando,
Que al tiempo dejar vencer.

Pasó el tiempo y la pequeña dio su fruto deseado
Una niña tan bonita que no la pintan los hados
Tiene los ojos azules, la piel de melocotón
Es la niña más bonita que en mi vida he visto yo.
Ana Olmo

La aventura


En una calle oscura y tenebrosa
Dos niños caminaban asustados
Pues un ruido espantoso
Surgía de todos lados.

A uno le dio por pensar
Que una leona seria
-El otro-un oso quizás-
Pues del miedo se morían.

El mayor dijo al pequeño
¡Quiero decirte una cosa!
Yo me marcho para casa
Que esta noche es horrorosa.

Y así llegaron a casa…
Temblando como dos hojas
Y la madre de un muchacho
Al verlos se quedo atónita.

Vaya, vaya, con vosotros
Y yo pensé que dormían
Aprenderos la lección…
Que la noche no es sendero
Para andar vosotros dos.

¡Lo que ellos no sabían!
Que mamá los vigilaba
Y era ella quien rugía
Para que nunca jamás
De la casa se escaparan.
Ana Olmo

viernes, 28 de enero de 2011

La Ardilla y el Hurón


Rufina la ardilla pilla
Era muy espabilada
Cogía nueces de un nogal
Y en su hura las guardaba.

Un hurón con malas pulgas
Que a la ardilla vigilaba
Dijo para sus adentros……
Ladrón que roba a ladrón….

Cuando la ardilla salió
A recoger más viandas
Entró el hurón en la hura
Y se la dejó pelada.

Pobrecita ardilla pilla
Cuando venia cargada
Entró con todo en la hura
Y la hallo desbalijada.

Miraba la ardilla pilla
A un lado y otro agitada
Y de pronto vio al hurón
Que de ella se burlaba.

Ladronzuelo hurón avieso
Devuélveme mis viandas
Y en vez de robar mi hura
Recoge tus propias bayas.

Tú robas al campesino…
Dijo el hurón a la ardilla
Almendras, nueces, avellanas
Y jamás nunca te pillan.

Por eso te digo ardilla
Aunque tengas la razón
Ladrón que roba a ladrón
Son cien años de perdón.

Ana Olmo

La antorcha


Sangrientas sus manos, aguantaban la antorcha,
Su empeño era ciego, en alumbrar mi vida.
Tumbado en el lecho, su voz me llamaba,
Maldiciendo el yugo, que nos oprimía.

Sus ojos perdieron, el brillo de antaño,
De su amor fogoso, quedan las cenizas.
En una caja roja, sus cartas de amor,
Que a través del tiempo, me harán compañía.

Me despertó en la noche, un beso muy frío,
Mi corazón latió, atónito de espanto.
El alma de un amor, que yo creí olvidado,
Se despidió de mí, con un beso helado.

Toda mi vida se reflejó, en mi mente,
En una gran pantalla, de calor vacía.
Sus besos, abrazos, enojos y risas,
Lo que más amaba se fue, en un momento,
Igual que una pompa que el viento rompía.

Ana Olmo

La abuela


Paseando por la calle, de la mano con mi nieto.
Pasa un coche y me gritan,
Que abuelas más guapas, tiene san Pedro

Levanto la cara sonrío, y con tristeza pienso...
Que pena que no seas tú, quien conduce el coche.
Que pena que no eres tú, quien hace el requiebro.
Lo siento amor. , Pero por mas que me esfuerzo.
No puedo apartarte de mi pensamiento.
Lo siento amor... este fin de semana, lo intento.

Intentare apaciguar, el deseo que siento,
De beber en tu boca, de comerte a besos,
Y apagar este fuego, que abrasa
Por sentirte, dentro.
Ana Olmo

Justa fama


Teniendo yo por maestra
La savia naturaleza
Nunca muestro a mi enemigo
Lo que piensa mi cabeza.

Jamás expongo a otros ojos
Problemas de mi incumbencia
A quien me pregunte engaño
Pues ya tengo la experiencia
Que es la madre de la ciencia
Y lo mío me lo callo.

También es muy oportuno
Verter todos tus preceptos
Dilo bajo y en secreto
Y lo sabrá todo el mundo
En precepto los mejores
Son los de la naturaleza
Con milanos, y con halcones
Sobre volando cabezas.

Cuando un libro abierto
Recibe la justa fama
Y un necio lector le muestra su desprecio
No merece tener mas aliado
Que el canto de la urraca, por derecho.

Ana Olmo

Junto a tí


Marchar quiero contigo, a un monte verde,
Muy solos tú y yo, entre la tierra, y el cielo,
Tú recoges las plantas, que te gustan,
Y yo la que me gusta a mí, que está en tu cuerpo.

Tú separa las plantas y yo preparo,
Un manjar suculento, de amor y vida,
Después descansaremos, nuestros cuerpos,
Flotando en una nube, de caricias.

Emborracharme quiero de tus besos,
Yo cuidaría de ti, toda la vida,
Nuestros pasos, cada día son más lentos,
Nuestras mentes, van perdiendo, fantasías.

Aprovechemos juntos, el regalo,
Que sin buscarlo, un día, nos brindo la vida,
Gocemos de las ganas, y de nuestro cuerpo,
Antes de que se apague, el ardor, y la alegría.

En mi corazón, tienes un remanso,
Que se vuelve en torrente, si me miras,
La pasión junto a ti, es tan diferente,
Que se borran de mi cuerpo, el dolor y las fatigas.

Ana Olmo

Juan y Maria


Maria salía al prado, a pastar con las ovejas,
Y Juan trillaba los trigos, y venteaba la avena,
La miraba desde lejos, recordando sus caderas,
Y los besos encendidos, que se daban en la era.

Entonces eran dos jóvenes, y les sobraban las fuerzas,
Ahora le cuesta sentarse, y no puede con las riendas,
Se siente cansado y viejo, y le puede la tristeza,
Sabe que no tiene tiempo, y se apagan las estrellas.

Maria camina despacio, arrastrando las madreñas,
Y se le escapan dos lágrimas, mirando a Juan en la era,
Sabe que se siente enfermo, piensa que será de ella,
Quien le besará la frente, en las noches de tinieblas.

Siempre caminado junto, paso a paso formaron su vida,
Y nunca brotó en su vientre, la mejor de las semillas,
Ya no le quedan mas fuerzas, y prepara la despedida,
Se llevará a su Juan con ella, y se evitaran desdichas.

Ana Olmo

Jilguero temblón


Ingenua, dulce y amable
Sus gestos, su forma de ver la vida
La elegancia de su cuerpo, y su gracia cantarina
Como el agua diáfana y clara, que de sus ojos fluía.

Divino cáliz de jugoso néctar
Que de amor y miedo, un día tembló
Lloraba en sus brazos, quejándose al cielo
Por los malos tratos, que su amor le dio.

Ciñe su cuerpo, la lírica armonía
Desmayada soprano, cual jilguero temblón
Yo tuve la culpa, por cortar su pelo.
Rabiando de celos, cual maltratador.
Los puños cerrados, y los dientes prietos
Su cuerpo en el suelo, un día clavó.

Ana Olmo

Jardinero en Mayo


Quien cuidará tus flores de primavera
Quien regara tus hojas librándolas del desmayo
Quien mantendrá tu tierra tibia y húmeda
Yo quiero ser jardinero en mayo.

Quiero pasear por la campiña de tu vientre
Penetrar en el páramo seco y despoblado
Dormir la noche eterna y de repente
Obtener mi galardón más deseado.

Quisiera procrear un bosque verde
Esconder mi timidez en las ramas de tus brazos
Escalar con crampones de amor todo tu cuerpo
Hasta llegar a la cumbre de tus labios.

Quiero alejarme de la niebla que disfraza
El aterido frío de la mirada que lanzas de soslayo
Escondiendo mi tristeza al color de primavera
Para plantar sonrisas entre las flores de Mayo.

Ana Olmo

Invisible


Hoy me he levantado triste
Hoy me ha dado por pensar
En todas esas personas
Que no tienen un hogar.

Que no tienen alimentos
Para llevarse a la boca
Y en tantísimas personas
Que tienen la vida rota.

En esos niños y niñas
Desnutridos y famélicos
Que cuando miras sus ojos
Algo se te rompe dentro.

Hoy me he levantado triste
Con la conciencia cargada
Sintiendo algo muy profundo
Dentro, muy dentro del alma.

Siento la culpabilidad
De no hacer lo suficiente
Pero es que tengo las manos
Atadas con dos grilletes.

Soy ciudadana invisible
Que lanza su grito al cielo
Pero quien tiene el poder
No quiere escuchar mis ruegos.

Por eso me desespero
Y tengo esta rabia oculta
Yo fui una de esas niñas
Que sufrió muchas penurias.

Espero que con el tiempo
Todo se pueda arreglar
Pero que no sea muy largo
Que los niños ahí están.

Ana Olmo

Insonne


Amado insomne tú conoces
Aunque jamás te lo cuento
Todas las penas que guardo
En mi corazón desierto
De manera diferente
Los dos soñamos despierto
Tú sueñas con imposibles
Mujeres y mucho dinero

Yo sueño con encontrar
A ese hombre verdadero
Que me haga sentir mujer
Y culmine mi deseo
¡Dime insomne viejo amigo!
Por que dejaste mi cuerpo
Abandonado en el punto
Donde se cruzan los sueños

Allí te vi como insecto
En laberinto de espejo
Fantasma de alma muy negra
Luchando con los reflejos
De querer y no poder
Jamás conseguir tus sueños
Vivir la vida es lo tuyo,
Aunque por dentro estés muerto.

Ana Olmo

Hoy estoy dispuesta


Hoy estoy dispuesta a vivir de nuevo
Cerrare los ojos e intentaré ser
La mujer que era antes de llorar
El amor del hombre que quiso y no fue.

Hoy estoy dispuesta a empezar de nuevo
Contare la historia que me dejo a oscuras
Que borro la risa que me regalaron
Mis antecesores ya desde la cuna.

Hoy estoy dispuesta a decirte que…
El amor que siento es como un cuchillo
Que corta hasta el aire que hay entre los dos
Y segó la pasión que un dia tuvimos.

Hoy estoy dispuesta a decirte que…
Durante la noche cuando te imagino
Intento mandarte mensajes calientes
Que derrita el hielo de tu ego indigno.

Hoy estoy dispuesta a decirte que…
Gracias que el dolor no tiene memoria
Y que a través del tiempo se me ira borrando
Lo que yo sufrí durante esta historia.

Hoy estoy dispuesta a decirte que…
Con el escribano estampe mi olvido
En un folio blanco con letras de fuego
Mataste mi amor a golpes de olvido.

Ana Olmo

Hoy decido


! Dios mío que decaimiento,¡
Que tristeza, y que apatía,
Con que pocos ánimos me siento,
De emprender un nuevo día,
Estoy tumbada en mi lecho,
Con la libreta en la mano,
Y desde mi ventana veo,
Un cielo gris y aplomado.

Tengo que cambiar el chip,
He de hacer un pensamiento,
Hoy tengo que analizar,
Como me siento por dentro,
Quiero organizar mi vida,
Tengo que cambiar de ambiente,
Por que mi lugar de ocio,
Es sucio, y muy deprimente,
Huele mal, tiene muchas cucarachas,
Y en el techo de escayola,
Se escuchan correr las ratas.

Todo está desatendido, y roto,
Se caen a trozos las paredes,
En las maquinas, tres dedos de polvo,
Y hay que ver, lo mal que huele,
De las tuberías sale, un olor nauseabundo,
Solo equiparable, a la peor cloaca, del mundo,
!Sí hoy lo tengo decidido¡
Pronto cambiaré de ambiente,
Me iré a un lugar, más limpio,
Y conoceré nueva gente.

Ana Olmo

Hoy brilla la luna


Hoy brilla la Luna con reflejos de plata
Camino a tu encuentro como poseída
Mi boca se enfría ansiando la tuya
Mientras que mis manos hablan de caricias.

Mis trémulas carnes no saben de frenos
Ni entienden recatos si de ti se trata
Como una serpiente repto por tu cuerpo
Soltando fluidos que mi ardor delatan.

En mi blanca alcoba de sueños ardientes
Donde teje el nido la araña peluda
Ni sabe ni entiende ni comprender quiere
Que el nido se teje con palabras mudas.

Hoy brilla la luna con reflejos de plata
Refleja en tus ojos de un azul profundo
Flecos de hojalata semejan pestañas
Que cortar quisieran este amor profundo.

Pienso en mi inconsciencia como poseerte
Lucho con la lógica que me desafía
Pero soy rebelde y el deseo es tan grande
Que anula la mente de quien desconfía.

No dejes que nunca se enfrié mi cama
Ni que el corazón añore tu ausencia
Ámame que quiero darte con dulzura
Toda la ternura que tu amor despierta.

Ana Olmo

Hortelano


Hortelano de hierbas aromáticas.
Recolector, de plantas y de flores.
Llévame contigo a la montaña.
Y muéstrame una flor, que cure el mal de amores.

Fabrícame, la pócima embrujada.
Que borre de mi mente, tu recuerdo.
Y los surcos de deseos. In saciados
Que tus manos, dejaron en mi cuerpo.

En la oscuridad, de mi alcoba yo te busco.
Abrazada a la almohada, de mí lecho.
Tengo en mis labios, la huella de los tuyos.
Y en mi nariz tengo, el aroma de tu cuerpo.
Fabrícame de amor, un elixir.
Que de reposo, a este corazón, enfermo.


Ana Olmo

Homenaje


Cuando visitas los campos surgen a tu alrededor
Millones de flores nuevas en homenaje de amor
En un paisaje exuberante de belleza y esplendor
Te gusta recolectar por las praderas en flor.

Mira bien bajo las hierbas por que te he dejado yo
Unos besos aromáticos y una promesa de amor
Pues mis labios deseantes esperan con ilusión
La miel de los labios tuyos que serán mi perdición

Ana Olmo

Hombre


Ya es de noche, y mi cuerpo deprimido y cansado
Busca el refugio de mi alcoba.
Tumbada en la cama, entre mullidos almohadones
Mi pensamiento vuela, como él tañar de una campana rota

Siento que me invade, una pesada angustia
Como el olmo enfermo, que sus hojas pierde
Ya mi cuerpo desnudo, no se refleja en tus ojos
Mi corazón reclama, junto a ti un ocaso ardiente

Hombre que en sueños, invades mis noches húmedas
Con putrefactos despojos, de un amor perdido
Juntos bailamos a un mismo son.
Tú olvidando, y yo añorando lo vivido.

Ana Olmo

Hijos de la guerra


Avalancha humana, que aterrada huye,
De una guerra cruel, que todo destruye,
Los montes acogen, el triste lamento,
De gente que viene, llorando a sus muertos.

En la oscuridad, cuando todos duermen,
Un fétido olor a muerte, sus cuerpos desprenden,
Con sus pies descalzos, cubiertos de llagas,
Y dibujado en la cara, un grito de alarma.

Tristeza en los ojos, pómulos hundidos,
Orejas de duende, y cuerpos perdidos,
Llorando en la noche, su triste destino,
Seguirán vagando, buscando el camino,
Que les lleve lejos, de los asesinos.

Ana Olmo

Hermana


Dime que té pasa hermana
Tú que eras tan graciosa
De mirada chispeante
Dos libélulas doradas
Bañándose en un estanque.

Ahora eres una mujer
De labios trémulos,
De tez morena pero clara,
Exuberante pecho
Y liviana cintura
De enorme culo
Y grandes nalgas.

Que se hizo de la niña,
Tan bonita pizpireta y resalada
Que miraba al frente
Queriendo comerse el mundo
Y ahora es apática y cansada.

No te preocupes cariño
Que siempre estará tu hermana
Sí tú eres un pergamino,
Yo una manzana arrugada
Pero siempre reiremos,
De la gente que aun nos gana

Ana Olmo

Hay amor


Hay amor que encarcelas mi alma
Levantando fronteras de dolor
Hay amor que encarcelas mis risas
Cegando de mis ojos resplandor.

Hay amor que te marchas con prisas
Girándome la espalda bajo el sol
Hay amor que te escapa de mi alma
Y el viento reaviva mi pasión.

Hay amor que levantas la tierra
Buscando en sus entrañas el calor
Hay amor la mirada perdida
Buscando en la campiña su color.

Hay amor que las flores son bellas
Reflejando en mis pupilas el candor
Hay amor…Hay amor…Hay amor
Bajo el meandro la palabra del adiós.

Hay amor que enterraste mi alma
En la cripta roja de tu corazón
Hay amor a una lápida pesada y fría
Se aferrarón mis raíces…Hay amor.

Ana Olmo

lunes, 24 de enero de 2011

Guirnalda


Descalza voy por los paramos
Una noche despejada
Miro al cielo y todo brilla
La noche es serena y clara.

Me dirijo a la laguna
Recogiendo mis enaguas
De pronto mis pies pararon
Cerca muy cerca del agua.

Atónitos mis ojos vieron
En el agua reflejada
Una luna sonriente
Tejiéndose con las algas.

Un traje de boda verde
Con nenúfares y volandas
Eneas y juncos largos
Y con hermosas, filigranas.

Oigo el viento que en los paramos
De monte bajo
Triste Silva una balada
Sigo caminando y dejo
A la luna en su morada.

Tejiendo con los nenúfares
Una guirnalda muy larga
Para sujetarse al viento
Cuando la noche nublada
Se adueñe de la laguna
Y no quede reflejada.

Ni oiga la voz de los paramos
Por que se siente atrapada
Entre los barrotes grises
De una gran nube, aplomada.
Ana Olmo

Guadaña


Guadaña afilada y fría
Que la parca va blandiendo
Pobre de aquel, que su vida
Dependa del frío acero.

Va preparando la parca
Su torpe danza macabra
Con su capa negra
Y su careta blanca
Sonrisa siniestra
Y fría guadaña.

Va escogiendo cuerpos
Y formando ejércitos
Tenebrosa insignia
Grabada con fuego
En pendón bordado
De dolor y miedo
Dos tibias cruzadas
En el negro lienzo.

Ana Olmo

Gritaba el Lobo


Cuando el horizonte enrojece.
Y empieza a ponerse el sol, un lobo viejo y cansado.
Va gritando su dolor.
Famélico y errante, con el rabo entre las piernas,
Busca sustento.

Yerta y seca esta la tierra,
No hay caza y los árboles negrean en el horizonte.
Cae la noche y el viento deja al lobo, aterido de frío
El hambre es implacable, y el lobo teme a su sino.

Por que el camino es amargo.
Donde se cruzan los sueños, y mueren las esperanzas.
Pobre lobo iluso, buscador de sueños.
Yunques y crisoles que tu alma arrastra.

Ves que se te escapa la vida.
Para y deja de soñar, que juventud y bonanza ya no volverán jamás.

Ana Olmo.

Gracioso


No es ni guapo ni buen mozo,
Pero tiene algo que llama.
Ni detallista ni atento, ni escucha cuando le hablas.
Perezoso y dormilón, y nada meticuloso,
Pero tiene no se qué, que me resulta gracioso.

Yo diría que tiene arte para crear buen entorno,
Pero le falta la soltura de quien sabe algo de todo.
Cuando está de mala baba, hace como el abejorro,
Clava fuerte el aguijón, y que se fastidien todos.
Las abajas hacen miel, con el néctar de las flores,
El pica he inocula hiel, a quien le brinda favores.

Hace una estancia bonita, amena y muy agradable,
Pero cuando está de malas, no hay persona que le aguante.
Tiene que ir capeando, la familia sus desplantes,
Cambia de buenas a malas, según donde sople el aire.

Es como un niño pequeño, caprichoso y celosillo,
Baja la cara y no habla, quedándose tan tranquilo.
Pero el no se da cuenta, que juega con desventaja.
Que se pierde cosas buenas llevando la cara baja.
Que el mundo puede ser lindo, según con quien lo contemples.
Que es bueno tener amigos, que te riñen y te quieren.

Ser amigo es complicado, es hacer un toma y daca
No” si me necesitas voy, si te necesito marchas.
Ser amigo es escuchar, del colega sus problemas,
Dar todo tu apoyo moral, y ayudar en lo que puedas:

Ana Olmo