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viernes, 31 de diciembre de 2010

El muro


Apenas un parpadeo cerró mis ojos
Bajo la mirada gris de tus pupilas
Un altivo mentón bajo los labios rojos
Y tú perfume de hombre conocedor de vida.

Novicia y timorata de las artes amatorias
Aprendiendo a escalar yo voy sin prisas
En el rocódromo y el muro de tu vientre
En el balcón de tu cuerpo
la cuerda de tu sonrisa.

Soy como la hiedra que enreda tu cuerpo
Y aplaca la sed bebiendo en tu boca
Tú eres como un muro donde yo me aferro
Por que sin tus besos yo me vuelvo loca.

Quiero ser la tierra donde eches raíces
El agua que calme la sed de tu boca
El peine que mesa tus cabellos negros
La sangre que corre por tus venas locas.

Es tu corazón como un muro blanco
Y yo pinto graffiti con mis pensamientos
En el caballete de amores prohibidos
Hago corazones con flores de almendro.

Ana Olmo

El molino


Como han cambiado las cosas
De cuando yo era pequeña
Que si queríamos calentarnos
Teníamos que buscar leña
Vivíamos en una cueva
En las márgenes de un rió
Que tenía un salto de agua
Y un molino derruido.

Fueron los mejores años
De mi vida sin dudarlo
Por que vivían mis padres
Y éramos muchos hermanos
Fueron pasando los años
Y todo dio un cambio brutal
Cuando nos hicimos grandes
Vinimos a la ciudad.

A aquí nos modernizamos
El clan que antes derrochaba amor
Ahora ni nos saludamos
Antes un trozo de pan
Se repartía para todos
Ahora que hay abundancia,
Nos arrancamos los ojos
Si de repartir se trata.

Se ha perdido el cariño,
La confianza, y el calor de la familia
Nos hemos vuelto avaricioso
Envidioso, y egoísta,

Ana Olmo

El mejor regalo


Quisiera ser el agua, que refresca tu boca,
El vaso que goza, el calor de tus labios,
El sueño que cierra, tus lánguidos ojos,
El peine que atusa, tus caballos blancos.

Quisiera ser sombra, para irte siguiendo,
Y atrapar el eco, de tus pasos largos,
Una segunda piel, para abrazar tu cuerpo,
Y que jamás nadie, pueda separarnos.

Quisiera estar siempre, colgada a tu cuello,
Ser yo la cadena, que vas arrastrando,
Convertir tus días, en risa constante,
Y ser en tus sueños, el mejor regalo.

Quisiera ser tea, y estar a tu lado,
Arder con el fuego, que hay en tu mirada,
Soplar las cenizas, de los malos recuerdos,
Y vivir el presente, que un día soñara.

Pero poco importa, vivir separados,
Si de vez en cuando, cruzamos caminos,
Yo soy responsable, de mis propios actos,
Y sigo sedienta tu rastro, sin desfallecer,
Como un peregrino.

Ana Olmo

El manantial



Manantiales frescos brotan de las piedras
Como encajes de fina filigrana
El agua dulce y fresca, alimenta la rivera verde
Lánguidos sauces de ramas, soñolientas
Dan reposo y cobijo, a mi cuerpo cansado

Cae la noche y me quedo, contemplado la negrura
De pronto una estrella errante me ha cegado
Cierro los ojos, y pido mi deseo,

Quiero escuchar el trino de los pájaros
El viento me trae un aroma perfumado
Y pronto surgirá la primavera
Con una explosión de color difuminado
Que enaltece los sentidos, y todo bulle con energía nueva

Ya amaneció y siento que la pereza se apodera de mi cuerpo
Entre las ramas del sauce, penetran rayos azulados
Es el sol, que calienta la tierra y trae vida
Todo es paz y quietud, melodía de dioses
Para mentes escogidas,

Danza premonitoria de los sauces
Cuando sopla suave el viento
Así debe ser la gloria
Un oasis en la mente de un sediento.

Ana Olmo

El maleficio


Hacia donde camina la noche,
Cargando a su espalda, tu futuro incierto,
Hasta donde llega, la maldad del alma,
De un ser despreciable, ruin y perverso,
Hasta donde un hombre, destroza su vida,
Con sus hechos corruptos mentiroso y avieso,

Con su lengua bífida, de víbora en celo,
Va cavando una fosa, en su entorno,
Llena de inmundicia, olor putrefacto,
Ratas e insectos.
Cucarachas grandes, vuelan como águilas,
Arañas peludas, en cualquier rincón,
Van dejando huevos.

Y él el mayor insecto, que ensucia el sendero
Que le gusta y le atrae la basura,
Para hacer pelotas, con los excrementos,
Noches oscuras y eternas, llenarán su vida,
Si consigo lo que yo deseo.
Si se cumple este maleficio,
De que viva, muchos, muchos años, y que llegue a viejo
Que su vida sea una ruina, y ni siquiera le ladren los perros.

Que por más que trabaje no llegue,
A pagar sus deudas, ni cumplir sus sueños.
Que la noche sacuda su espalda, y que caiga al suelo,
Que se arrastre cual gusano, mísero y enfermo,
Ojala se cumpla este maleficio,
Por que así es como yo lo deseo.

Ana Olmo

El grito


En la madrugada, cobarde se siente,
Cuando el frío viento, golpea la ventana,
Lo toma en sus brazos, buscando el calor,
Que derrita el hielo, de su fría cama.

Absurda nostalgia, la que ahora le invade,
Y añora en silencio, los años vividos,
La complicidad, que hubo entre los dos,
Se les fue quedando, por esos caminos.

Igual que una hoja, que se mece al viento,
Y mirando al suelo, contempla su sino,
Se ve ajada y seca, pisada por todos,
Y nadie reclama, su amor ó cariño.

En la intimidad de su habitación,
Desnuda contempla, su cuerpo marchito,
Se mira al espejo, y acaricia su vientre,
Cuando de repente, se le escapa un grito.

Ana Olmo

El gato fiero


Era un gato grande
Gris atigrado
Un gato muy grande
Todo rayado.

Vivía en el campo
En un gran cortijo
Con una familia
Que tenían diez hijos.

Eran muy traviesos
Y cuando lo pillaban
En su larga cola
Le colgaban latas.

A este gran felino
Lo llamaban fiero
Pero era muy noble
Un gato muy bueno.

Siempre se escondía
Al ver a los niños
Pues le hacían daño
Con tanto cariño.

Unos lo besaban
Otros lo apretaban
Y de sus largas patas
Todos estiraban.

Un día cansado
Cogió su petate
Y su palo de andar
Y se fue de casa
Sin mirar atrás.

Entonces los niños
Lloraron su ausencia
Y se reprochaban
Su mala conciencia.

Echaban de menos
A su amigo fiero
Y se arrepentían
De no ser niños buenos.
Ana Olmo

martes, 21 de diciembre de 2010

El futbol


Pepito jugaba al futbol
Con su turbante amarillo
Muy puesto y engominado
Con pantalón de pitillo.

Juanito por no ser menos
Se puso un sombrero rojo
Jugaba de guardameta
A pesar de que era cojo.

Todo el equipo jugaba
Eran niños revoltosos
Rebosantes de energía
Cuya única ilusión
Era el futbol cada día.

Como disfrutaban todos
Corriendo como lebreles
Juanito al pobre chaval
Ya le dolían los pinreles (Pies).

Todos tienen la ilusión
De poder llegar un dia
A primera división
Como Romario y Casillas.

Pero aun les queda tiempo
Primero están los estudios
Por que tienen en sus manos
De nuestra tierra el futuro.

Es bueno que se diviertan
El deporte forma el cuerpo
Pero los libros y la escuela
Darán la sabiduría
De ser hombres de provecho.

Ana Olmo

El fuego de la vida


Preparando su lecho, la espero feliz,
Sin tener derechos, y doblegando sus deseos,
Sus pensamientos, volaban más allá del sueño,
Sobrevolando la tercera catarata.
Sus pensamientos, se agolpaban vertiginosos,
Como los troncos, que bajan los rapidos,
Y golpean los márgenes, hiriendo al cauce.

Su corazón árido y seco, se tornó un bello jardín,
De fácil acceso, para la persona amada,
Rodeado de bellas montañas, y verdes bosques,
Que exploraban juntos, de buena mañana,
Ni una sola vez, miraron atrás,
Cogidos de la mano, buscaron el fuego de la vida.

Utilizando la magia, de sus corazones,
Sin desconfianzas, ni celos, ni envidias,
El se iba de caza, y ella cosechaba,
Semillas, raíces, y hierbas para medicinas.

Entre las montañas, tenían su caverna,
Y allí fue creciendo, una gran familia,
En sus pensamientos, tallaron legados,
Que fueron enseñando, a quien les seguía.

Ana Olmo

El final


Se apagó su alma, y ahora sigue el reflejo,
Que al final del túnel, le guía su destino.
Busca sin reposo, la paz y el consuelo,
De un mundo sin sombras, siempre prometido.

Cabalga sin rumbo, en un potro de estrellas,
Entre nubes blancas, suelta sus deseos,
Deseos que un día, sembraron la tierra,
Y ahora en su silencio, va sembrando el cielo.

El cielo es el marco, de una gran ventana,
Es como el mirador de la melancolía,
Endurecido el cuerpo, y traslucida el alma,
Espera impaciente, la paz merecida.

Espera apoyado en la gran ventana,
Ve pasar a la gente, en loca carrera,
Quisiera decirles, que se tomen su tiempo,
Y disfruten al máximo, la paz en la tierra.

Por que una vez muerto, todo es diferente,
En este mundo inerte, de almas perdidas,
Ni sufres, ni sientes, ni escuchas, ni hablas,
Por que las palabras, murieron un día.

Ana Olmo

El farute


Que fue de los tiempos, de gloria pasajera,
De la opulencia necia, que te vanagloriabas,
De todo tu orgullo, altanero y fingido,
Escondiendo complejos, dentro de una capsula.

Pintas oropéndolas, en color dorado,
Cantando y piando, en nupcias perfectas,
Y en tu fingimiento, te brindo mi aplauso,
Si montas, un circo, en una glorieta.

Donde está ese aire, tan grandilocuente,
Se fue de tu frente, al abrir la ventana,
Dejando tu cuerpo, abatido y cansado,
Y de tus ojos cerrados, brotaron las lágrimas.

Ahora caminas lento, arrastrando los pies,
Ya nadie te escucha, ni te brinda la palabra,
Como una serpiente, reptas por la arena,
Se te cayó el velo, y descubrió tu cara.

Que te libre Dios, de la ira del tiempo,
Y de la triste amenaza, que acecha tu vida,
Pídele a un buen rayo, que te difumine,
Y deja que en las gradas, la gente se ría.

Ana Olmo

El fantasma


Luna con traje de plata
Alumbra mi piel morena
Y entre murallas y almenas
Dibuja mis noches blancas.

En medieval fortaleza
Paseando va tristeza
La silueta ajada y vieja
De una sombra negra y larga.

Fantasma que pasea errante
Entre sus muros de piedra.
Brazos extienden las hiedras
Ondulando en la negrura
Para abrazar con dulzura
A una luna de hojalata

La luna ya se retira
Tras una jornada dura
La silueta va perdiendo
Su luz y su compostura.

Ana Olmo

El enlace


Dispongo mi aposento, con placer,
Para descansar, con mi amada lo vivido,
De la fiesta de un enlace, en nupcias nuevas,
De comer y de beber, con los amigos.

He tenido mucha suerte en esta vida,
Con una familia, y unos amigos que me halagan,
No quiero desfallecer, y surge la incógnita,
Si me llegará la vejez, junto a mi amada.

De momento… aprovechare el tiempo según viene,
Disfrutando mí viaje, de novio enardecido,
Entre sabanas blancas, calidas y amorosas,
Yo disfruto mujer, y ella marido.

Fervoroso y ardiente, avanzo entre cenizas,
Que va dejando el fuego, de un corazón al rojo vivo.

Ana Olmo

El duelo


Quiero sentirme tan llena de su amor,
Como un globo henchido de helio,
Quiero sentir que me ama…,
Hasta hacerme prisionera,
En la celda su cuerpo.

Cuando en las noches frías y eternas,
Note que me falta, su amor y sus besos,
Cuando a mi lecho, lo cubra la escarcha
Por que se acabo el calor
Que dejó, su amado cuerpo.

Entonces… y solo entonces,
Empezara mi búsqueda,
A brazo partido lucharé con el tiempo,
Recuperar quiero lo que me han robado,
Aunque en la ardua lucha,
Muera con mí empeño.

Fuerte es el contrario, a quien reto sin miedo,
Si recoge el guante,
Me enfrentaré al duelo,
Y si mi amor vence,
Me haré un estandarte blanco,
Y en el centro con mi boca,
Dibujaré un beso.

Con una leyenda que diga quien soy,
Y un corazón rojo, que diga te quiero,
Que por el luché,
Sin pensar que podía morir,
Y que cuando vencí,
Dije adiós a mi cuerpo.

Ana Olmo

El corazón y el viento


En una cortina, de viento suspendida,
En el azul añil, de un arco-iris ceñido,
En la espuma de una ola, de novia engalanada,
Con corona de sal, un traje de espuma, y un suspiro.

Sumerge su decisión,
En las aguas negras más profundas,
Como una sirena, ondula su grácil cuerpo,
Mientras busca las rocas, y las abraza con ternura,
Y luego dulcemente, se mece, en los recuerdos.

Sentada en unas rocas, mira al mar,
Y le invade la nostalgia, entre el dolor y los deseos,
Dolor por el hombre, que el mar le arrebato,
Y los deseos, son secretos, entre su corazón y el viento.

Preñados de arena, quedaron sus sueños,
Cuando paseaba solitaria, y su pecho de dolor gemía,
En la playa blanca, sus cortas pisadas,
Se fueron llenando, de lágrimas frías.

De repente el viento, sopló tan suave,
Que envolvió su cuerpo, en un abrazo tierno,
Como si quisiera con mucho cariño,
Borrar de su mente, su amor y sus besos.

Ana Olmo

El concejo


En el clan de los necios, los mas viejos
Convocan asamblea, para mirar
Quien dice la más grande necedad
Y erigirse con el mando del concejo.

De pronto un docto necio, suelta al aire
Que a sus hijos, enseñaría pura ciencia
Y que pasito a paso, caminen para adelante
Olvidando, de este mundo la tristeza.

Percatándose el necio, que su retórica aburría
Y que caminar despacio, no mitiga la amargura
Procuro unir ciencia y sabiduría
Que a muchos sabios, arrastró hasta la locura.

No obstante cuando todo ser viviente
Larga y duramente, un fin persiga
Pisando a su contrario hasta la muerte.
Quemando su cosecha, y secando fuentes
Negándole los derechos, a la vida.

Cazador torpemente cazado
Por necios oponentes, sin oficio
Para que en la suerte de la vida, estés presente
Respeta del sabio sus avisos
Tendrás un escaño en el concejo
Y un trono de papel, en el olvido.

Ana Olmo

viernes, 17 de diciembre de 2010

El cazador


Más veloz que el viento volaba la saeta
Persiguiendo a la corza que se refugió en la gruta
La saeta fugitiva busca el calor de la presa
Clavándose en su corazón con cruel fiereza.

Cuando la sangre sintió roja y caliente
Apareció el cazador precipitadamente
Intentando extraer con saña la saeta
Del cuello de la corza que yacía inerte.

Igual que la saeta los humanos
Hay quien se ensaña produciéndole dolor
A los hermanos
Pues bien sabido es que en esta vida.

Está la cuna de quien vive
Dominado por los celos y la envidia.

Ana Olmo

El carcelero


Va pasando por la vida, como un gusano de seda,
Laborando y tejiendo, su capullo,
Disfrazando de bondad, la cruel vileza.
Y creando de su entorno, un mundo sucio,
Cuando pasea por la calle, siente un frío en el cogote,
Una mirada turbia, de odio engalanada,
Un murmullo, de comadres de tono indefinido,
Y en arenas movedizas, va dejando sus pisadas.

Encerrado en su ego, y necio orgullo,
Intenta crear una metamorfosis latente,
Intentando convertir, a un feo engendro,
En bella mariposa, brillante y reluciente,

Por mucho que se empeña, no encuentra la manera,
Y sus fuerzas ya están llegando a su límite,
Las arenas movedizas, le absorben lentamente,
Por más que lo intenta, no puede salir del hoyo,
Y como un perro abandonado, se encuentro entre la gente.

Cuan grande y pesada, resulta su conciencia,
Y un putrefacto olor, su voz desprende,
Por donde pasa, se va borrando el color,
Y de un negro y fuerte hedor, se van llenando las paredes.

Ana Olmo

El capullo


Va pasando por la vida, como un gusano de seda,
Laborando y tejiendo, su capullo,
Disfrazando de bondad, la cruel vileza.
Y creando de su entorno, un mundo sucio,
Cuando pasea por la calle, siente un frío en el cogote,
Una mirada turbia, de odio engalanada,
Un murmullo, de comadres de tono indefinido,
Y en arenas movedizas, va dejando sus pisadas.

Encerrado en su ego, y necio orgullo,
Intenta crear una metamorfosis latente,
Intentando convertir, a un feo engendro,
En bella mariposa, brillante y reluciente,

Por mucho que se empeña, no encuentra la manera,
Y sus fuerzas ya están llegando a su límite,
Las arenas movedizas, le absorben lentamente,
Por más que lo intenta, no puede salir del hoyo,
Y como un perro abandonado, se encuentro entre la gente.

Cuan grande y pesada, resulta su conciencia,
Y un putrefacto olor, su voz desprende,
Por donde pasa, se va borrando el color,
Y de un negro y fuerte hedor, se van llenando las paredes.

Ana Olmo

El cambio


Un árbol con lánguidas hojas, se mece sediento.
En un trigal verde, amapolas rojas le danzan al viento.
Montaña escarpada de peladas rocas,
En un hueco un nido,
Y en el nido un águila que otea la costa,
Más abajo el mar, con murmullos blancos,
Son las gaviotas que graznan pescando.

Una voz suave susurra a tu oído,
Palabras muy dulces que nunca as creído.
Detrás de unos besos falsos y engañosos,
Puñales de acero, haciendo destrozos,
En un corazón dolorido y roto.
Las calles desiertas, aisladas farolas,
Los enamorados pasean a solas,
Y la oscuridad se hace su aliada,
Ofreciendo amparo a turbias miradas.
Mientras, en los picos de verdes montañas,
Las cumbres nevadas van llorando agua,
Agua necesaria para el ser humano,
Y sin miramientos la desperdiciamos.

Todo está cambiando y no nos damos cuenta,
Las persona el clima, la vida, incluso la ciencia.
Nuestra hermosa flora, y la fauna autóctona,
Se mezclan y pierden, luchando con otras,
Que buscan salida,..
Haciéndose un hueco y mejorar sus vidas.
Pero eso no importa si existe respeto
Y si este camino lo andamos derecho,
Y si valoramos lo que ya está hecho
Nos damos las manos, y echamos el resto:

Ana Olmo

El calafatero


Calafatear quisiera,
Tu cuerpo en la laguna,
Y arremeter con brocha o con pincel
Mi brea entre tus junturas,

Tapar todos los huecos
Húmedos y desvaídos
Metiendo mi pincel
Con elegancia y soltura,
Sin dejar ni un rinconcito
Ennegrecido,

Calafatero es mi oficio
Y yo disfruto mi labor
Acariciando cada curva
En tu balandro
Calentando la brea
Para que corra la brocha
Retando tú negrura
A un duelo blanco

Placentero es este oficio
Recurrente y lisonjero
Que embellece la vejez
Con brillantes abalorios
Recorriendo descalzo
Por tu cuerpo sin madera
Con el ímpetu y ardor
De un joven novio.
Ana Olmo

El buitre


Sentado en un banco de la plaza,
Con la mirada, perdida en el tiempo
Como águila vieja,
Planea a ras de suelo, buscando su presa.
Preferible mujer, con carencia de afecto.

Cuando la divisa,
Bate las alas y se arrastra tras ella.
Pero ya no es joven, halcón peregrino.
Ni siquiera es un águila, vieja.
Ahora es buitre de cabeza calva
Que come carroña cuando le dejan
.
¡¡¡Pobre buitre!!! -que mal porvenir te espera-
Tu familia no te quiere, la gente no te respeta,
Tus amigos¡¡¡que amigos!!!
Los perdiste por veleta
No amigo, no intentes justificar
Tus rollitos tras la puerta.
Diciendo que quieres a tu mujer,
Pero que tienes carencias
.
No amigo tú ya no engañas a nadie,
Con ese pregón de necios.
Diciendo, que eres un incomprendido,
Y nadie entiende tu sueño.
Lo que pasa es que te gusta, que rían tus payasadas.
Que te digan que eres bueno,
Que te digan todo,
Lo que quieres escuchar para que suba tu ego.

Amigo lamento que seas así, egoísta y chaquetero.
Tenías mi admiración, mi cariño, y mi respeto.
Lo siento amigo, ya no tienes nada de eso,
Ojalá que la vida te valla, tal y como yo deseo.

Ana Olmo

El almendro


En una mañana fresca
Paseando voy al campo
Y me quede sorprendida
A un almendro vi llorando
¿Por qué lloras? Le pregunto.

¡Dime quien te ha hecho daño!
Fue la tramontana tonta
Que anoche estuvo soplando
Y las hojas unan a una
De mi tronco fue quitando.

Cuando desnudo me vio
Ese pino esbelto y verde
De mis ramas se rió
Y mis vergüenzas silbando
A los vientos proclamo.

Fueron pasando los días
Y llego la primavera
Regalándole al almendro
Un manto de flores nuevas
El pino que se reía
Viendo desnudo al almendro
Ahora lo mira envidioso…

Viendo con que altanería
Va luciendo cada día
Su traje blanco orgulloso
Socarrón ríe el almendro
Ofreciendo sus manjares
A toda clase de insectos
Que pululan por los lares.

Ana Olmo

El aguijón


Ni guapo ni buen mozo, pero tiene algo que llama.
Ni detallista ni atento, ni escucha cuando le hablas.
Es perezoso y holgazán, y nada meticuloso,
Pero tiene un no se qué…que me resulta gracioso
Yo diría que tiene arte, para crear un buen entorno.

Cuando el micro clima es bueno, hace como el abejorro.
Que clavando el aguijón, rompe el micro.
Y deja el clima que digiera sus destrozos
Las abejas hacen miel, con el néctar de las flores.
El pica e inócula hiel, a quien le brinda favores.

Hace la estancia bonita, amena y muy agradable
Pero cuando está de malas, no hay persona que le aguante.
Tiene que ir capeando, su familia los desplantes.
Cambia de buenas a malas, según como sople el aire.
Es como un niño pequeño, caprichoso y celosillo.
Baja la cara y no habla, y se queda tan tranquilo.
Pero el no se da cuenta, que juega con desventaja.
Que se pierde cosas buenas y bonitas, si tiene la cara baja:

Ana Olmo

El abuelo


Un abuelo a su nieto sus sueños le contaba
Que volaba muy alto y el cielo planeaba
Que desde arriba vio un mundo placentero
Con gente muy amable felices y contentos
Con niños muy rollizos
Jugando en una plaza sin miedo ni temor
De que les pase nada.

Más cuando despertó vio que todo fue un sueño
Que el mundo es inseguro
Y caminar da miedo
Por que hay malas personas que incumplen lo divino
Que matan y violan a mujeres y niños
Son como bestias negras fabricadas de arcilla
Nos despiertan de un sueño y lo hacen pesadilla.

El abuelo lloraba contemplando a sus nietos
Pues el daría la vida para protegerlo
Pero le faltan fuerzas y se borran las palabras
Que mueren en su boca cuando salen del alma
Y así entre risas y besos intenta alejar sus miedos
Nostálgicas baladas van templando las cuerdas
De una garganta rota que cantaba una nana
A los cuatro querubines que tanto amaba.

Ana Olmo

Dos balcones


Dos balcones azules he perdido,
De párpados, cansinos y entornados.
Custodiados por dos lágrimas rebeldes.
Que se escapan, de los ojos de mi amado
.
Soy la novia, que espera que en la noche
Su corazón, se serene con el sueño.
Caudal de agua, cual río cristalino.
Mis verdes sauces velaran tu empeño.

Novia ayer, de un pino verde exuberante
Esposa hoy, de un pino seco sin futuro.
Viuda de deseos que murieron.
Por no poner empeño, en reavivarlos.

Ya no me llevo, a la almohada tu recuerdo.
Y ya no siento, en la nariz tu aroma.
Ni mis manos tocan, la seda de tu cuerpo.
Ni en mi cuerpo tengo, tu esencia turbadora.
¿Y ahora?...

-ahora para mi amor-.
Una isla, rodeada de tres ríos.
Y una barca que nos lleve, a la deriva.
Su ardiente boca, en mis labios fríos.
Que no entienden, de lujuria ni lascivia.

Ana Olmo

Dos amigos


Eran dos grandes amigos
Que iban juntos a la escuela
Uno de diez años y el otro ocho
Pedrito el mayor jovial y seguro
Cuidaba a Felipe como algo muy suyo
Pedrito rodaba el aro
Felipe botaba la pelota
Pero con tan mala suerte
Que en la manilla del aro
Felipe engancho su bota
Al suelo cayó de bruces
Y con asombro observó las rodillas
¡¡¡Para Pedrito por Dios!!!
Que me clavé la manilla.
Cuando Pedrito se gira
Y ve a su amigo en el suelo
Suelta el aro y se arrodilla
Limpiándole las heridas
Con un humilde pañuelo.
A Felipe le caían
Las lagrimas a raudales
Y Pedrito sonreía
Curándole las heridas
Que apenas tenia señales.
Vamos Felipe no llores
Ya sabes que yo te quiero
Que siempre serás mi amigo
Y tendremos…
Muchos años para el juego.
Y aunque la vida nos separe
Por que es dura y tiene un precio
Tu siempre será mi amigo
Mi hermano, y mi compañero
Y para que no lo olvides
Haremos un juramento
Yo me clavo la manilla…
Y juntamos las rodillas
Para mezclar nuestra sangre
Y así rompemos barreras
Para que no haya fronteras
Entre el amor y la sangre.
Ana Olmo

Donde te vas vida


Donde te vas vida, dejándome tan fría,
Cuando nace el crepúsculo, de una tarde que termina,
Donde los suspiros, y donde la alegría,
Donde se fueron los besos, que dijiste me darías.

En un lecho de hielo, fundé mi nido,
Y el fuego de tus celos, lo ha derretido,
Con camisón de escarcha, duerme mi alma,
Mientras tú tejes las redes, como una araña.

Pálida flor deshojada,
Que por un otoño ventoso fue sorprendida.
Que entre ráfaga, y ráfaga, perdió sus pétalos,
Y entregando las armas, ofreció su vida,
Cansada de luchar no quiso más,
Más celos, más rencor, ni más envidias.

Vida vuelve a mí, no me abandones,
Que quiero en esta tarde decirle al viento,
Por quien llora mi alma, por quien suspira,
Y hasta donde llegaron mis lamentos,
A un narciso oscuro, de color decadente,
Petulante, y engreído todo a un tiempo.

Ana Olmo

martes, 14 de diciembre de 2010

doble juego


Nunca supo disfrutar, la belleza de un paisaje,
De la sonrisa de un niño, ni el cariño de una madre.
Del abrazo, de un amigo sincero,
Ni compartido amor, con buen amante.

Por su forma solapada de pensar,
Sus celos su rencor, y muchas envidia.
La rabia a sus semejantes,
Que saben como ganarse la vida.

Por su loco desenfreno, sin medidas,
Por su búsqueda insaciable, de mujeres fáciles
Por su forma tan grosera, de tratar a su familia,
Con su infundado, y necio orgullo yo diría,
Que se perdió lo mejor, que pudo ofrecer la vida.

No es persona agradecida, como es ley,
Nunca da las gracias, ni un saludo, o una sonrisa.
Su falta de educación, al tratar a las personas,
Esa es su forma de demostrar, su valía.

No sé como habrá podido
Soportar así la vida,
Siempre haciendo el doble juego
Sin el calor de su familia.
El poco amor de sus hijos.
Y una esposa resentida.

Ana Olmo

Do Re Mi


La mente se me rompe cuando intento
Recordar los blancos juegos en la alcoba
En clave… Do, Re, Mí, tocas mi cuerpo
Y se arquean mis caderas con cada nota.

Ofreciéndome a tus labios tentadores
Me niegas el placer cuando yo intento
Beber el dulce vino de tu cáliz
Cerrándome las puertas de tu cuerpo.

Sirénido que ofreces aguas dulces
Que engañas con baladas de deseos
A mi mente atormentada llega el eco insinuante
Del vaivén de tus caderas contra el viento.

Un gemido atronador rompe el silencio
Cuando abrazo tu silueta entre las sombras
Partículas de estrellas van surgiendo
En el techo azul y blanco de mi alcoba.

A oscuras cuando todo se esclarece
Por que el mundo de mi alcoba es un espejo
Que refleja los deseos de mi mente
Recupero tu silueta de varón rompiendo el miedo.

Ana Olmo

Dime si sientes


Dime amor, como me ves
Dime si tus ojos captan,
La luz de la primavera
Los colores de los campos,
Y el verde de la pradera
Que románticos pintores,
Van pasando a la acuarela
La belleza de las flores.

No sé amor- dime si sientes,
El canto del ruiseñor
La melodía de la alondra,
Y al viento con su canción.
Ven amor yace conmigo,
Y dime si notas.

Él frió manto de la muerte,
No te asustes ni te inquietes-
Pero déjala pasar.
Cierra pronto la ventana,
Que la muerte bien se afana-
Y puede dar marcha atrás.
Ana Olmo

Dime amor


Dime amor, por que te jactas.
De pudorosa, y discreta,
Sí en el tiesto, de tu vida
Ya no crecen las violetas.

Yo que siembro en mi jardín.
Jacintos, Lilas, y Rosas,
Alelíes, con Pensamientos,
Y margaritas, hermosas
Pues tienen todo el señorío,
Que a tu maceta le falta.
Algo que alegre tu vida,
Y llene tus noches blancas:

-Te equivocas jardinero, -
Con tu jardín, yo no cuento....
Tengo un lago con nenúfares.
Que llena, todos mis sueños.
Colma mis necesidades.
Un nenúfar blanco y bello.
Tiene los ojos, azules
Y metro ochenta de cuerpo,
Ya no necesito más…,
Mi ego esta satisfecho.

Ana Olmo

Dibujame


Dibújame mi amor, dos besos tuyo,
En este cielo azul, de mi tristeza,
Dibuja con tu lengua, la belleza,
De un corazón que quiere, con orgullo.

A tu cara de espejo, me asomé un día,
Y buceando en tus ojos yo soñaba,
Tu boca es un volcán de lava ardiente,
Tus ojos son dos lagos de agua clara.

En tu grandioso cuerpo yo me pierdo,
Acoplándome a ti como si fuera,
La sombra que proyecta el firmamento,
Cuando en la noche brilla luna llena.

Dibújame mi amor, dos besos tuyos,
En este cielo azul, de mi locura,
Los ratos que vivimos, son muy cortos,
Caliéntame mis manos, con las tuyas.

Cabalgare en la noche, de los tiempos,
En el jinete negro de los celos,
Que nubla el pensamiento, y me pregunto,
En qué cielo dejaste, mis dos besos.

Dibújame mi amor, lo que tú quieras,
Pero no olvides nunca, que te amo,
Despedirme de ti me cuesta mucho,
Brindemos por este amor, con un buen trago.

Ana Olmo

Diario blanco


La conciencia limpia, y cansada la mente,
Lucho vanamente, para no pensar,
En la noche oscura, cansada y deprimente,
Cerrando los ojos, para no llorar.

Abrazada a la almohada, como si quisiera,
Encontrar consuelo, en su mundo blanco,
Salir de mi cuerpo, y mirar desde fuera,
Como duele el cuerpo, cuando ya no hay llanto.

Vidriosos los ojos, por el loco delirio,
Buceando en la escarcha, que enfría mi miedo,
Y en la cripta negra, de sueños perdidos,
Finjo que estoy viva, cuando estoy muriendo.

Más de medio siglo, soporta mi cuerpo,
Rozando el declive, que preveo cercano,
Mi cuerpo cansado, lucha contra el tiempo,
Y rindo las armas, al tiempo y los años.

Hoy escribo un libro, de cosas vividas,
Es como un diario, de páginas blancas,
Que yo muestro al mundo, para que algún día,
Todo aquel que quiera, acuñe palabras.

En este diario, reflejo mi estado,
Y el abatimiento, que mi risa empaña,
Escribo mis cosas, con tinta invisible,
Por que yo las tengo, en mi mente grabada.

Ana Olmo

Dia de reyes


Hoy es día de reyes para los infantes,
Mares de ilusiones, que gestan los padres,
Nerviosos los niños, van a la ventana,
Ponen los zapatos, y un vaso de agua.

Exaltados viven, la noche más larga,
Y por la mañana, saltan de la cama,
Buscan entre gritos, las cosas pedidas,
La bici, el pirata, el robot la grúa,
El coche, el avión, el barco de guerra,
Y alguna otra cosa, que ya no se acuerdan.

Miran de soslayo, abren los regalos,
Sin hacerles caso, los dejan a un lado,
Están saturados, porque cada día,
Se les compran cosas, sin son ni medida,
Porque ya los niños, no son ellos mismos,
Son androides hechos, para el consumismo.

Ana Olmo

Despedida triste


Hoy se cierran mis ojos
Es como si un peso muy grande
Que arrastrara mis parpados cansados
Hacia las profundidades más oscuras.

Si… se cierran mis ojos
Por que no puedo dormir
Me paso las noches mirando al techo
Como pidiéndole explicaciones
De algo que no comprendo.

Miro sin ver la blancura del techo
Que desprende reflejos de tristeza
Con la mirada fija en las tinieblas
Miro sin ver, buscando el duende
Que travieso y juguetón mi sueño aleja.

He perdido tu amor…
Que con voz grandilocuente confesabas
Me decías, te deseo a todas horas
Y que en tus noches de silencio me llamabas
Reclamando mis gemidos en tu alcoba.

Abrazado a mi recuerdo te dormías
Y abrazado a mi recuerdo despertabas
Mientras tanto yo me aferro a mi ignorancia
Intentando perdonar tus veleidades
Lanzando hielo a mis celos tormentosos
Queriendo transformar…
Tus mentiras en verdades.

Pero ya no puedo más y me despido
Mi corazón gestó la desconfianza
El embarazo ha durado varios años
Y en el parto se me han roto las entrañas
Espero que comprendas mi postura
Y aceptes de buen grado mi propuesta
Sin rabia ni rencor nos demos un abrazo
Y sigamos siendo amigos…sin la puerta.

Ana Olmo

Deseos


Quisiera ser sombra
Para irte siguiendo
Un frasco pequeño
Y guardar tu aroma.

Una gran nariz
Para irte esnifando
Y una placida cama
En medio de tu alcoba.

Quisiera ser lienzo
Fino y sedoso
Que abraza tu cuerpo
En tus noches blancas.

Ser el comodín
En todas tus partidas
Y ganarle a la vida
Con una buena baza.

Pero en esta vida
No todo es querer
Por que es el destino
El que marca los pasos.

Y si ya está escrito
En mi folio blanco
Que nuestros destinos
No puedan cruzarse.

Me conformare
Con ser fresca brisa
Que abraza tu cuerpo
Sin que me vea nadie.

Ana Olmo

Desden



Fuiste la vara de otoñal junco
Que el viento meció en mi charca
Yo soy hoja y tú el rocío
Que mojas mis noches blancas.

Que suspiros se escapan de tu boca
Negando la sonrisa, con un desdén fingido
Nunca borraras de mi mente, tu recuerdo
Como no podrás quitar, de mi cuerpo lo vivido.

Pasa el tiempo, y crece la distancia
Solo mi mente a la tuya me retrata
Te leo el pensamiento, y me pregunto
Cuando decidirás, que la húmeda charca
Devuelva la tersura al seco junco.

Ana Olmo

Delirio


Luna que viene y que va portando aires de poesía
He conocido a un galán que si la luna se va
Es la musa que me inspira
El es mi luz y mi guía es mi sendero de azar
Pero tan borroso está que mi mente desconfía
Si es mentira o es verdad.

Como en sueños cabalgue por las campiñas del norte
Ausente entre nubes blancas perdiéndose mi horizonte
Luna que viene y que vas portando aires de poesía
Borra de mi mente loca las sombras que me dan grima.

Despierta mi alma del sueño, que soñar es divagar
Son cosas que me dan miedo por su amargo despertar
Cuando ya despunta el dia el sol calienta mi cuerpo
En esta mente vacía desaparecen los sueños
Que atemorizan mi vida.

El galán que me inspiraba se marchó por los senderos
Más tortuosos é inciertos que en vez de correr volaba
El sol que alumbra mis ojos me demuestra la verdad
Que del sueño al divagar hay una franja muy pura
Que es cuando la mente está en estado de locura.

Sol que naces y que apagas sueños que la luna dio
Purifica mi versión en descanso del olvido
Y deja hablar al corazón que mi galán no existió
Más que en mi triste delirio.

Ana Olmo

Dejate llevar


Detrás de la luz, esta la oscuridad,
Y en la oscuridad, la triste sombra,
Solo tienes que intentar, analizar tu yo oculto,
Y descubrirás, que son dos barras paralela,
Que no tienen principio, ni final,

Cuando no veas la luz, déjate llevar,
Cuando no la veas no desesperes,
Escucha cada latido de tu corazón que te habla,
Veras la esperanza, de un verde florecido,
Cuando no puedas más, despeina tú alma.

Sumérgete en la vorágine de las mentes locas,
Que inexplicablemente, recorren las calles,
Desnudando el alma cual sedientos nómadas,
Pero también como ellos, encontraras ese oasis,
Donde podrás humedecer, tus labios resecos.

No te hundas y mira el horizonte azul,
Deja que las alas del viento, acaricien tu pelo,
Deja pasar la noche, tranquilo y sereno,
Y en un nuevo amanecer, sin darte cuenta,
Encontraras que la vida, comienza de nuevo.

Que todo tú entorno, es para disfrutarlo,
Que es maravilloso, contemplar como transcurren,
Los acontecimientos, y bulle la vida,
Y que tú formas parte de ella, bucea en tu alma,
Y encontraras la burbuja, de oxigeno que necesitas.

Ana Olmo

Dejame esta noche


Déjame que esta noche, repose a tu vera,
Déjame que roce tu piel con mis manos,
Que sienta el calor, de nuestros cuerpos juntos,
Y enrede en mis dedos, tus cabellos dorados.

Deja de esconderte, detrás de la seda,
De sabanas blancas, y camisones largos,
Y ábreme la puerta, que entre mi mirada,
Que tímidamente, me vas esquivando.

Eres como el hada que colma mis sueños,
Y quiero que se cumplan, los deseos más raros,
Que tu seas estanque, y yo un gran nenúfar,
Que abrazarte pueda, con mis pétalos blancos.

Deja que descanse, mi cuerpo en tu lecho,
Y hazme un huequecito, entre tus dos brazos,
Que en la vía Láctea, de tu pecho ardiente,
Saciar yo quisiera, la sed del pecado.

Igual que el mendigo, que pide en la iglesia,
Tu cuerpo es el templo, donde yo me arramblo,
Y de rodillas pido, que me des migajas,
De algo que era mío, y me estas negando.

Me niegas el aire, para respirar,
Sangre al corazón, para ir bombeando,
Luz a mis sentidos, para comprender,
Por qué no me quieres…con lo que yo te amo.

Ana Olmo

Deja que te diga


Deja que te diga todo lo que siento,
Quiero que tú sepas como yo te amo,
Que cuando en ti pienso me tiemblan las piernas,
Se me para el habla, y me sudan las manos.

Siento un gran calor, que quema mi pecho,
El corazón me trota, como un potro alado,
Decirte quisiera que tú seas mi meta,
Que son tus deseos mi mayor legado.

Se me pasan los días como en una nube,
De palabras blancas con versos gravados,
Tu boca es la fuente, de agua en un desierto,
Y como un espejismo, devoro tus pasos.

Te miro en silencio, y me siento orgullosa,
Por que sin ser mío, yo ya te he gozado,
Por que es en las noches, más largas y negras,
Abrazada a mi almohada, cuando más te amo.

Para ti soy viento, fresco y silencioso,
Y sin darte cuenta, te envuelvo en mis brazos,
Tu mirada vacía se pierde en la nada,
Y por tus pensamientos, me vendo al diablo.

Quisiera rozar tu cara con mis manos,
Por que en tu mirada, noto el desamparo,
Un día vendrás a respirar de mi aire,
Y juntos viviremos, el día más largo.

Yaceremos juntos donde acaba el tiempo,
Y tú dormirás mientras yo te abrazo.

Ana Olmo

Decisión fallida


Hoy estoy muy triste, ya es de madrugada,
Estoy escribiendo, sentada en mi cama,
Empieza a llover, escucho los truenos,
Como caen las gotas,
Y a mi pensamiento, acude tu boca.

Tallo mil mensajes, en tus dientes blancos,
Y tus labios rojos, de falsa pasión,
Estoy contemplando,
Me llamas… me besas… me mandas sonrisas,
Y son tus palabras, como suave brisa.

En la oscuridad, de la noche placida,
Ahogo mis gritos, bajo la almohada,
Gritos desgarrados, por placeres ocultos,
Que solo son sueños, que ya no disfruto.

Por eso estoy triste, por que no consigo,
Desintoxicarme, de este amor indigno,
Con mirada esquiva, decías amarme,
Y yo te sentía, muy, frío, y distante.

Buscabas amantes en cualquier calleja,
Mujeres compradas, con unas monedas,
Luego me besabas, con olores varios,
A mujeres baratas, y perfumes rancios.

Me fui de tu vera, decisión fallida,
Pues mi corazón, muere día a día,
De nada me sirve, pensar que te odio,
Que ya no me quieres, que no sientes nada,
Si sigo teniendo tu aroma impregnado,
En mi frío lecho, de sabanas blancas.

Ana Olmo

Decepción


Contigo sueño sin dormir
Hablo sin pronunciar palabra
Río cuando pienso en ti
Lloro si no dices nada

Miro la flor que en el tiempo
Su fragancia esparce al aire
Y el arroyo limpio y fresco
Que me susurra tu nombre

Poco nos queda de aquello
Que hace tiempo disfrutamos
Confianza y libertad,
Para todo lo que hablamos

La flor ya no esparce aroma
El arroyo se ha secado
Y ya no confío en ti,
Por que me as decepcionado

Nos miramos como extraños,
A pesar de lo vivido
De los llantos y las risas
Y los sueños compartidos
De todos aquellos problemas
Que gracias a dios se han ido

Tu por mi no sientes nada,
Yo te considero amigo.

Ana Olmo

Debajo del Tilo


Debajo del tilo, me quedé dormida,
Y me transporté, sin querer en un sueño,
Penetrando en el, gozosa y serena,
Vi la acogedora, sombra de tu cuerpo.

Tus brazos se abrieron, al ver mi sonrisa,
Mi cabeza humilde, reposó en tu pecho,
Levanté mi cara, con la boca abierta,
Para que me dieras, uno de tus besos.

Una brisa fría, acarició mi cara,
Las ramas del tilo, rozaron mi cuerpo,
Y tú te alejaste, sin decir palabra,
Dejando mi boca, hambrienta de besos.

Me apoye en el tilo, con la vista perdida,
A otra dimensión, a trabes del cuerpo,
Llamando en silencio, a mí sueño perdido,
Pidiéndole a gritos, al hombre que quiero.
Ana Olmo

Cumpleaños


Hoy cumplo cincuenta y nueve,
Ya perdí tres partes de mi vida,
Lo que me queda, la viviré a mi manera,
Pero con mucha alegría.

Tengo muchas cosas que me llenan,
Y tengo mi familia, y mis amigos,
Intento hacer cosas nuevas, estoy escribiendo un libro,
Un libro de poesías, y de cosas que he vivido,
Yo no puedo estarme quieta,
Soy como el agua de un río, que si se para se muere,
Y eso ya no va conmigo…

Mientras mi cabeza, rija bien, y mi cuerpo tenga fuerzas,
Yo voy a seguir luchando, por mantener la entereza,
Seguiré haciendo ejercicio,
Aunque a mi marido, le empreña,
Que yo me mantenga ágil, y de muy buena apariencia.

No es que yo sea engreída, ni petulante, ni necia,
Pero me siento orgullosa, de mi edad, y mi presencia,
Cada día, me quiero más, mi seguridad, aumenta,
A pesar de estar abriendo, la puerta de los sesenta.

Ana Olmo

Cuatro estaciones


Invierno crudo, oscuro y molesto
La nieve, la lluvia, el frío, y el viento
Fauna que no sale a recorrer los campos,
Porque en sus refugios están hibernando.

Árboles pelados, y grandes cascadas,
Que recogen el llanto, de las cumbres nevadas.
Abundantes ríos, y verdes praderas,
Que insuflará vida, con la primavera.

Primavera que trae, aromas de flores,
Verdean los campos, brotan los colores.
Se alegran las aves, se escuchan sus trinos,
Los enamorados, preparan sus nidos.

Estación de ensueño, para los amantes,
Que se dan su amor, sin que los vea nadie.
Verano caluroso, ardiente y brillante,
Castigo y condena, para el caminante.

Suelta el sol sus rayos, como si quisiera,
Matar la belleza de la primavera.
Va secando lagunas, y tostando campos,
La chicharra canta, sin tregua o descanso,
Gritando a la fauna, que llegó el verano.

Otoño bello, y rico en matices,
Los anaranjados, ocres y grises.
Cuando nuestros montes, semejan paletas,
De pintores, románticos,
Que mezclan, pintura y ciencia.

Otoño sombrío, melancólico y triste,
Los bosques se llenan, de gnomos, y duendes,
Jugando al despiste.

Ana Olmo

domingo, 12 de diciembre de 2010

Cuando, cuando


Cuando las personas se juntan, y con la mirada se entienden,
Cuando las manos se aprietan, cuando las palabras vencen.
Cuando todo es perdonado, y damos a manos llenas,
Y damos a quien más sufre, consuelo para sus penas.

Cuando en nuestros corazones, almacenamos ternura,
Cuando hacemos de la vida, un oasis de locuras,
Locuras sin intenciones, de hacer daño al semejante,
Por que unas veces sin querer, y otras queriendo poder…,
Irrumpimos sin saber, en un baile de disfraces,

Por eso amigo yo amaso, harina, miel, y cariño,
Harina que nutre el cuerpo, miel para endulzar el camino,
Y mi cariño lo doy, pidiendo perdón a un tiempo,
A todo el que pueda herir, sin querer y sin saberlo.

Lo siento amigo lo siento, por eso te dejo amigo,
Que dispongas a tu empeño, si necesitas de mí…
Mete la mano en mi pecho, que yo lo abro para ti,
Lleno de arrepentimiento.

Espero que tú comprendas. Que perdonar es de sabios,
Que buenos frutos no dieron, rencores ó desagravios,
Es mejor abrir las manos, y descargar la conciencia,
Que en estas áridas tierras, siempre pierde quien no siembra.


Ana Olmo

Cuando paramos


Cuando paramos morimos
Y parar no nos conviene
Sigue andando tu camino
Buscando los campos verdes.
Busca los frondosos bosques
Y piérdete en su espesura
La vida nos pertenece
Mientras tengamos cordura.

Cuando con delicadeza
Nos bese el viento la cara
Y que en nuestros labios fríos
Se congelen las palabras
Antes de quedarte mudo
Despídete de tu casa.

Medita en tu soledad
De lucidez disfrazada
La vida que dejaras
A los que vienen detrás
Y te siguen a la zaga.
Atesoramos legados
Que dejaremos un día
A los que vienen detrás
Para que entiendan la vida.
Cada vez…
Caminamos más lentos
La ausencia de luz
Entorpece la mente.
Cada día que pasa…
Es más negro e incierto el futuro
Pues tenaz y cansina
La parca nos viene de frente.

La veremos venir
Afilando la guadaña
Con su manto negro
Y sus uñas largas
Traslucido el cuerpo
Y blanca la cara
En esos momentos
No existen calañas
Rangos ni abolengos
Dinero ni nada
Que pueda comprar…
La integridad de la parca
Ana Olmo

Crudas verdades


Eres el lecho de un sueño aletargado
Del furtivo que al descuido un beso roba
Que ni satisface ni es bien saboreado
Ni tiene la tibieza de una alcoba.

Se escabulle el beso apabullado
En el zaguán con ladrillos de rojo colorido
Entre tinieblas que erotizan la cordura
De un novio que se perdió entre el amor y el delirio.

Eres la amargura de crudas verdades
Hojas venenosas que matas los sueños
Me vas destruyendo con tus veleidades
Dejando mi cuerpo más seco que un leño.

Por qué me das celos y te vas con otras
Dejándome siempre angustiada y triste
Por qué siembras sueños donde solo hay rocas
Y me dejas creer cosas que no existen.

Eres lo peor que cruzo mi acera
Remontar quisiera y emprender el vuelo
Muy poquito a poco irme de tu vera
Aunque se seque mi alma con lágrimas de duelo.
Ana Olmo