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sábado, 19 de febrero de 2011
Lo dejé marchar
Me espero una noche, junto a la ventana.
Me paralizo, su osado mirar.
Bailemos tú y yo – dijo con ternura-.
Y mi cuerpo entero, empezó a temblar.
Me colgué a su cuello, con febril presura.
!!! Bésale la boca mi mente, grito.
Pero tuve miedo, de amar con locura.
Y que el corazón, me pudiera sangrar.
No obstante toda mi sed, de ternura.
Llorando por dentro, lo dejé marchar.
Hoy sigo llorando, por mi cobardía.
De no obedecer a mi corazón.
Que pudiera amarle, yo no lo savia.
Por ser tan cobarde, no tengo perdón.
Ana Olmo
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