Yaciendo en el triste tálamo
Penumbra gris de la alcoba
Abierta espera a su amante
Entre sabanas de blonda.
Con sinuosas miradas
Ella recibe a su amante
Dibujando corazones
En su espalda delirante.
Se funde boca con boca
Expulsando lava y fuego
Y en la penumbra de la alcoba
Se fundieron…
Como un solo cuerpo los amantes.
Una amalgama de sabanas había
Y un olor sexual llenó el ambiente
Para luego volverse indiferente
Enfriándose el ardor, calladamente
En la piel de los amantes a escondidas.
Ana Olmo
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