martes, 22 de marzo de 2011
Sol mañanero
Acompáñame, me dijo el río,
Naveguemos juntos como dos amigos,
Por que tú eres el Sol, y yo te necesito,
Para que tu calor, caliente mi nido.
Cruzaremos los valles, recaudando el agua,
En los brazos fríos de un monte perdido,
Se acerca el deshielo, de grandes neveros,
Y lamiendo laderas, se acercan al río.
Cuando en la alta cumbre, se escuchan lamentos,
Cuando la montaña, su languidez llora,
Un gran manto verde, se alza hacia el cielo,
Y la tierra reclama la vida, que la nieve borra.
El río va pariendo, entre gemidos planos,
Un pentagrama blanco, de notas olvidadas,
El trino de las aves, y el silbido del viento,
Van grabando sus notas, con la canción del agua.
Un gran valle verde, se nutre del río,
Y en sus aledaños, se escuchan las risas,
De los duendes que esperan, que llegue el estío,
Y que por sus venas, recorra la vida.
En el agua fresca, se ven los reflejos,
De un sol mañanero, dorado y brillante,
La tierra es el lecho, donde duerme el tiempo,
Y el río es su arteria, vital y latente.
Ana Olmo
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