Puedes elegir dos modos
De descargar tú conciencia
Pero no lo pienses mucho
Pues se acaba mi paciencia.
Uno estriba en perdonar
Del ajeno sus errores.
Regalando a manos llenas
Amor sin devoluciones.
Otro es hacer penitencia
Sentado en el rompeolas.
Dejando pasar las horas
Con la caña entre las manos.
Con el sedal enrollado
Y mirando hacia el océano.
Océano…
Que ver sin mirar pretendes,
Y con astucia de duende
Buscas hacer la faena.
De sacar todos los peces
Para dejarlo en la arena.
Y ahora dime pescador
¡Cual eliges de los dos!
Espero que la primera
Amor, perdón, y caridad,
Así puedes practicar
La dulce filosofía
De enseñar sabiduría
A quien te quiera escuchar.
Ana Olmo
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